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Fotos tomadas del sitio de la Fundación Nicolás Guillén
Por Gregorio Ortega (Colaborador de Prensa Latina)
El adjetivo fino adquiría en labios y en la escritura de Nicolás Guillén un sentido definitorio. El, tan popular, tan hondo conocedor del pueblo cubano; sin duda, precisamente por ello, desdeñó siempre lo chabacano y lo grosero.
Por Yolanda Ferrera Sosa
Por Jorge Smith (Prensa Latina)*
El restaurante Hurón Azul, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), brinda un variado menú con los platos preferidos del fundador de esta institución, el poeta Nicolás Guillén, un hombre que como todo artista feliz hacía gala de hedonismo gastronómico.
Por Lisandro Otero (Colaborador de Prensa Latina)
Lo conocí en la década del cincuenta del pasado siglo, cuando vivía en un hotelito, cerca del Boulevard Saint Michel, en París. Para él eran años de exilio y de madurez. Guillén comenzaba a ser reconocido en Francia, gracias a las dos ediciones de Pierre Seghers, con traducciones de Claude Couffon, que fueron éxitos resonantes.
Por Adolfo Silva Silva
"De creer a mi abuela tanto como al registro civil, yo vine al mundo en una casa que era accesoria de la del número 2 ½, en la calle de San Ignacio, ahora de los Hermanos Agüero, en la muy antigua y (entonces) muy reaccionaria ciudad de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey".