Me asombró hoy escuchar el discurso de José Miguel Insulza en Cartagena. Pensaba que quien hablaba en nombre de la OEA, se ocuparía al menos de reclamar el respeto a la soberanía de los países de este hemisferio que a lo largo de siglos fueron colonizados y cruelmente explotados por las potencias coloniales.
El mundo está cada vez más desinformado en el caos de acontecimientos que se suceden a ritmos jamás sospechados.
El presidente Chávez presentó ante el Parlamento de Venezuela su informe sobre la actividad realizada en 2011 y el programa a ejecutar en el año actual. Después de cumplir rigurosamente las formalidades que demanda esa importante actividad, habló en la Asamblea a las autoridades oficiales del Estado, a los parlamentarios de todos los partidos, y a los simpatizantes y adversarios que el país reúne en su acto más solemne.
Cuba se vio forzada a luchar por su existencia frente a una potencia expansionista, ubicada a pocas millas de sus costas, que proclamaba la anexión de nuestra isla, cuyo único destino era caer en su seno como fruta madura.
Para dar una idea del potencial de la URSS en sus esfuerzos por mantener la paridad con Estados Unidos en esta esfera, basta señalar que cuando se produjo su desintegración en 1991, en Bielorrusia habían 81 cabezas nucleares, en Kazajstán 1400 y en Ucrania aproximadamente 5000, las cuales pasaron a la Federación Rusa, único Estado capaz de sostener su inmenso costo, para mantener la independencia.
Hace algo más de ocho meses, el 21 de febrero del presente año, afirmé con plena convicción: “El plan de la OTAN es ocupar Libia”. Bajo ese título abordé por primera vez el tema en una Reflexión cuyo contenido parecía fruto de la fantasía.
Esa brutal alianza militar se ha convertido en el más pérfido instrumento de represión que ha conocido la historia de la humanidad.
La OTAN asumió ese papel represivo global tan pronto la URSS, que había servido a Estados Unidos de pretexto para crearla, dejó de existir. Su criminal propósito se hizo patente en Serbia, un país de origen eslavo, cuyo pueblo tan heroicamente luchó contra las tropas nazis en la Segunda Guerra Mundial.
No por brutal, torpe y esperada dejó de indignar la noticia de que una jueza yanki del Distrito Sur de la Florida, denegó a René González, héroe antiterrorista cubano, después de cumplir la sentencia injusta que le impusieron, el derecho a regresar al seno de su familia en Cuba.