Por Yadira Núñez Figueredo/Radio Cadena Agramonte.
Desde que inició la carrera de Medicina el joven camagüeyano Baldo Alberto García Guerra siempre supo que su vocación iba mucho más allá, salvar vidas era su principal deber.
Motivado por ese propósito hace tres años optó por la rama de Terapia Intensiva y Emergencia de adultos y hoy ya es Especialista de PrimerGrado, con todas las herramientas téorico-prácticas necesarias para cumplir el gran sueño:
¿Cómo valora la formación de postgrado que recibió y cuánto le aportó para la labor que ahora va a realizar?
“Durante tres largos años recibí una preparación rigurosa teniendo en cuenta el tipo de especialidad que escogí. El período como residente lo cursé en el Hospital Provincial Manuel Ascunce Domenech con un claustro excelente al que le debo los nuevos conocimientos que me transmitieron sobre la práctica médica.
“Ahora que ya soy especialista seguiré bajo la tutoría de ese maravilloso equipo de profesionales, pero ya con una sólida formación que me exigirá, a la vez, mayor rigor y calidad en la prestación de servicios médicos a los pacientes”.
¿Por qué optó por la especialidad de Medicina Intensiva y Emergencia?
“Desde que comencé la carrera de Medicina siempre supe que el principal objetivo de un profesional de la salud era salvar vidas y, aunque existen diversas maneras de hacerlo, con el tiempo me identifiqué más con el perfil de la emergencia y cuidados intensivos. Ha sido una larga carrera, pero siempre he pensado que no existen sueños imposibles, la esencia es poner todo el empeño en la vocación y en lo que aspiramos a lograr con ella”.
¿Cuánto sacrificio demanda la especialidad en lo personal y profesional?
“A lo largo de esta formación han sido muchas horas sin dormir, noches interminables de estudio y guardias médicas. Sin dudas, el sacrificio es enorme porque constantemente nos encontramos batallando entre la vida y la muerte con pacientes que requieren de nosotros una atención especial y diferente de acuerdo a las diferentes patologías. Esta labor exige mucho sacrificio, de un juicio clínica acertado y en eso influye mucho el basamento científico que ahora tenemos”.
¿Conserva alguna experiencia que le haya marcado como profesional de la Salud?
“La experiencia más difícil que tuve fue el pasado año, durante los meses más complejos de la COVID-19 en los servicios de terapia intensiva del Hospital Militar Doctor Octavio de la Concepción y la Pedraja.
“Allí, junto a otro equipo de especialistas, tuve que duplicar esfuerzos y reforzar los conocimientos para contribuir a salvar vidas, aunque otras lamentablemente no pudimos lograrlo. Considero que esa etapa fue decisiva en mi formación porque nos hizo mucho más sensibles, humanos y esos principios me van a definir siempre como profesional del ejército de batas blancas”.
Los servicios de terapia intensiva del Hospital Provincial Manuel Ascunce Domenech de Camagüey hoy reciben al doctor Baldo Alberto García Guerra como especialista de Primer grado, ahora con mayor preparación, sentido humanista y con la misma voluntad de agotar todos los recursos humanos y médicos para que no se apague la vida. (Fotos: de la autora)