Bautizada por el adelantado español Diego Velázquez el 5 de noviembre de 1513, Bayamo, la segunda villa creada tras el descubrimiento de la Isla creció desde muy pronto en el espíritu rebelde de sus hijos. Su carácter indómito fue, sin dudas, motivo suficiente para el otorgamiento demorado del título oficial de ciudad, firmado por la metrópoli 324 años después del parto. Precisamente en los acontecimientos aupados por las irrefrenables ansias libertarias, le vino el ilustre sobrenombre de Cuna de la Nacionalidad Cubana. En la guerra anticolonial sin precedentes en el pasado de la Mayor de las Antillas, tuvo en Bayamo la primera tierra liberada del yugo español, y el momento inaugural de la cadena de victorias militares del Ejército Mambí.En el mismo contexto, el 20 de octubre de 1868, la urbe mereció el apelativo de Ciudad del Himno, cuando en papel manchado de sudor de caballo, el patriota Perucho Figueredo escribió y el pueblo entonó, la letra del más fervoroso sello musical cubano: "Al combate, corred, bayameses!" Casi tres meses después, frente al empuje abrumador del opresor sanguinario, los hijos de Bayamo prefirieron reducirla a cenizas antes que envilecer la libertad a la sombra de la rendición. Entonces la marcaron con letras de fuego, que la consagraron como Ciudad Antorcha o el Fénix de Cuba. En el corto período, desde la entrada triunfal hasta el sacrificio triste y necesario a merced de las llamas, los patriotas del lugar crearon, por primera vez, un gobierno y un periódico revolucionarios, así como una ley de abolición de la esclavitud.