En este artículo: Julio Antonio Mella, muerte, Tina Modotti, revolver, asesinato, Gerardo Machado, México
Por Mariela Peña SeguíA la edad en que se comienza a entender que la vida es muy corta, y que es necesario vivirla plenamente, justo entonces sorprendió la muerte a Julio Antonio Mella.
Tenía 26 años cuando la bala de un revólver le arrancó la vida.
Tina Modotti, su novia, caminaba a su lado por una calle en Mexico, cuando el disparo de un cobarde enemigo segó la existencia de aquel hombre enamorado de la vida.
Joven enérgico y rebelde, debido a su activismo político, en 1926 Julio Antonio es expulsado de la Universidad, y se exilia posteriormente en México, donde nunca detiene sus actividades revolucionarias.
El gobierno del tirano Gerardo Machado ordenó a la policía secreta vigilar las actividades de la Universidad Popular “José Martí”, fundada por Mella en 1923, y a la que calificó de “peligroso foco de propaganda comunista”.
Pero no le bastaron al “asno con garras” las acciones de sus esbirros en Cuba, los allanamientos, las detenciones. Entonces los envió a México a matar al líder, al joven lleno de sueños y de ansias.
El 10 de enero de 1929 fue asesinado en tierras mexicanas por matones a sueldo de la dictadura de Gerardo Machado, mientras caminaba junto a Tina.
Luego de los disparos, sobrevino el silencio, ahogado solamente por los sollozos de su eterna enamorada.
Pero sus palabras, aquellas palabras dichas cuando sintió que se acercaba el final, todavía se escuchan: Muero por la Revolución.
Así pensó la tiranía acabar con su historia. No sabía el tirano que la historia de Mella estaba apenas comenzando.
El joven renació después de aquel disparo, y se convirtió en ejemplo para los miles y miles de estudiantes que, como él, se aferran a la vida, confiados de que un mundo mejor tiene que ser posible, y de que todo tiempo futuro tiene que ser mejor.