Por Josefa Bracero Torres.
Desde que la Radio llegó a Camagüey en el ya lejano 1921, la calidad se apoderó del dial. Pero cuando el 9 de junio de 1957 hizo su debut Radio Cadena Agramonte, desde la cuna de El Bayardo, con transmisores en Camagüey y Ciego de Ávila, se apoderó inmediatamente del corazón del pueblo.
Recuerdo que en sus albores, la programación totalmente en vivo, una mayor cantidad de piezas musicales y menos anuncios, caracterizaba la forma de hacer en Radio Cadena Agramonte. Su dinamismo estaba dado por el ritmo y el tono, que rompía con la tradición habitual. Una locución muy arriba sin ser feriada, viva, alegre.
Sin dudas que el equipo de profesionales de la voz era impresionante, entre estos, el que llegó desde la antigua provincia de Oriente, para hacer el noticiero de Radio Cadena Agramonte: Mario Crespo Fuentes, ese grande de la locución, cuyas cualidades profesionales, y sobre todo personales, hacen que perdure en el recuerdo.
Igual podría decirse de Homero de Dios Suárez, que viajaba diariamente desde el municipio de Florida, para llegar antes de las cinco de la mañana a la emisora. Ambos fueron las voces principales de "El Noticiero Provincial de Radio" durante muchos años. El día que logré ser una de las locutoras de ese espacio y compartir la mesa y un micrófono 44 por medio con ellos, fue para mí la mayor realización profesional.
En esta emisora surgió uno de los mejores locutores del país. César Arredondo llegó cuando todavía se respiraban los aires fundacionales y se convirtió allí en un sobresaliente locutor de la Discoteca. Una vez me confesó él con orgullo "que el ritmo y el tono que él aplicó en la nueva Radio Rebelde, en 1984, fue aquel que aprendió en Radio Cadena Agramonte".
Al igual que en otros lugares, en Camagüey proliferaron las emisoras de radio, y en enero de 1959 existían 16 en onda media y una en onda corta en la provincia, que en aquel momento incluía en su territorio a la actual provincia de Ciego de Ávila y los municipios de Jatibonico y Amancio Rodríguez, de las actuales provincias de Sancti Spíritus y Las Tunas, respectivamente.
Con el triunfo de la Revolución y la creación en 1962 del Instituto Cubano de Radio (ICR), Cadena Agramonte se había ganado el derecho y se convirtió en la radioemisora provincial de Camagüey, con una potencia capaz de cubrir el actual territorio de las provincias de Ciego de Ávila, Camagüey y algo más. Ya en 1985 tenía en antena poco más de 33 mil watt de potencia.
Hasta 1969 la programación era preferentemente informativa, musical y variada, con programas dirigidos a los niños, las mujeres, los campesinos, los jóvenes. A partir de esta fecha se vistió de largo al comenzar a producir sus programas dramáticos en forma de novelas, históricos seriados y no seriados, policíacos, teatros y cuentos. Nacía así el Grupo Dramático que honrosamente después acataría el nombre de Nino Moncada. La primera obra grabada y transmitida fue un serial de 12 capítulos dedicado al Héroe Nacional.
Cuando se conmemoraron los primeros 30 años de ese conjunto artístico, asistí a un coloquio organizado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Fue una tarde feliz por lo que representó ir al encuentro con la historia, la nuestra, donde muchos nos veíamos reflejados.
Los que éramos tan jóvenes entonces rememoramos aquellos días y surgieron referencias obligadas a compañeros que ya no estaban físicamente, pero que ocuparon y ocupan un lugar preferente en nuestros corazones, como Nino Moncada y Manuel Rodríguez Cruz, director y escritor de aquel primer serial "José Martí", y Mario Crespo, el protagonista de la primera novela: "Un nuevo amanecer", con dirección de Homero de Dios y narración de Francisco Rivero y Rafael López Álvarez. Como actores y actrices, un amplio elenco. Ese constituyó el embrión del Grupo Dramático de la Radio agramontina, donde figuraron además de Mario Crespo, en el papel central, José Martínez Estévez, Nora Thomas, Yolanda Fonseca, Marta Queipo, Pedro Orosmán Bueno, Consuelo Cruz, Héctor Vilató, Ángel Olivera y Oriol Marrero, entre otros.
Siempre he pensado que hice mal al no corresponder a la invitación del actor Alejandro Lugo para dedicarme a la actuación. Como él había tenido acceso a todas las pruebas de voces, la mía le había gustado mucho, según me dijo. No obstante, me vinculé al trabajo dramático como narradora. Siempre recordaré que la primera prueba fue realmente muy fuerte. La narración de una adaptación del escritor Oriol Marrero Barreras sobre un clásico de la literatura policíaca, de William Irish: “La mujer fantasma”. Aunque Oriol me quiere mucho, en su trabajo es muy estricto. Por eso creí en su sincera satisfacción.
Oriol escribía al día en su casa y directo al papel ditto. Domingo Isidoro Piñero, entonces subdirector del ICR y jefe de la programación dramática y educacional, muchas veces le saboreaba el café mientras esperaba el libreto que se grababa a las ocho de la mañana. Recientemente Piñero comentó jocosamente que tiene pensado cobrarle a Oriol todos los pares de zapatos que gastó durante los siete años que dirigió en Cadena Agramonte. No obstante, dijo, Oriol se podía dar el lujo, y él permitirle, que en ciertas oportunidades el libreto fuera de la máquina directamente al estudio. Y añadió: "Porque su obra fue siempre de altos quilates, tanto en el contenido como en su proyección artística.
Igual podría decir de José Rodríguez Lastre (Niquitín), Luis Díaz Cuervo, Rafael Zequeira o Manuel Villabella Marrero, quienes fueron los escritores que más aportaron en esta época al desarrollo del drama en Radio Cadena Agramonte".
Todas estas grabaciones se hacían en un pequeño estudio. A mí me parecía excelente, porque no había visto los de Radiocentro o Radio Progreso. En el tamaño de una habitación normal, nos movíamos ante el histórico micrófono 44 unas 12 personas, entre actores, actrices y el narrador. En una esquina la enorme mesa de musicalizar con tres tocadiscos, y en la otra el realizador de efectos rodeado de puertas, palanganas, arena, cascarones de coco y cuanto objeto fuera útil para los sonidos indicados. Hay que tener presente que la radioemisora contaba solamente con dos grabadoras. Una moderna marca Denon en el estudio de grabaciones dramáticas, y otra Tesla para las transmisiones en el control maestro.
En este recorrido por la memoria surgieron nombres de personas y programas que elevaron aún más el quehacer de la Radio camagüeyana, entre ellos el científico-técnico "El porqué de las cosas", con el cual obtuve mi primer premio como locutora en un Festival de Radio y Televisión en 1979. "Si de hablar se trata", también escrito por Luis Díaz Cuervo, que hice con mucho placer, fue galardonado muchas veces en festivales; pero sobre todo fue un programa de referencia en los seminarios y talleres que brindaron los especialistas de lingüística, doctores Eloina Miyares y Vitelio Ruiz. Ese espacio se ha mantenido al aire por mucho tiempo con la presentación en mi voz. También Luis Díaz me escogió junto a Nino Moncada para la locución del programa "Provincia cinco", espacio costumbrista sobre las tradiciones y leyendas camagüeyanas. El nombre respondía al número que le pertenecía a la provincia de oeste a este, en la antigua división político-administrativa.
Cuesta trabajo que crean hoy, cuando digo que la grabadora de fabricación checa muy estropeada por el uso intensivo en el control maestro había que ayudarla al aire con la mano porque si no "lloraba". Decididamente aquella Tesla merecía un homenaje, al igual que el tocadisco que hacía girar las añejas placas de acetato, la anticuada consola RCA Victor y dos grabadoras Ampex, que después aparecieron y que nunca supe cómo llegaron a manos de Ernesto Agüero Boza, uno de nuestros técnicos quien, en su afán de superación, daba sus primeros pasos en la edición de programas. Las grabadoras estaban realmente para un museo, pero, él, desesperado, llegaba a golpearlas para que trabajaran acusándolas de tarecos. De ahí que para los camagüeyanos este querido y valioso grabador multipista se conozca cariñosamente con el sobrenombre de Tareco.
Si algo es justo destacar es el magnífico equipo técnico de Radio Cadena Agramonte a finales de la década de los años 60, donde se destacaban los grabadores Raúl Fortes Prendes (fallecido), Francisco Canela Ciurana y Enrique Blanco. Los musicalizadores Benito Lacal León (fundador), Manolo Álvarez Arocha y Ana Elvira Ávila, y los realizadores de efectos Byron Villanueva y Enrique Muñoz, este último fallecido prematuramente. Imposible no mencionar a los casi siempre anónimos operadores del control maestro. En este caso cuatro apellidos: Romero, Agüero, Sosa y Abad, para cuatro nombres muy queridos: Raúl, Oscar, Adalberto y Manolo.
De gran valía fue el trabajo de Emilia Sánchez, la primera asesora de programas dramáticos que tuvo Radio Cadena Agramonte. Con ella se inició en la provincia esta especialidad, años después, imprescindible en la proyección y producción de programas radiales en todo el país.
También a partir de los primeros años de la década del 70, la programación informativa comenzó a fortalecerse. Surgieron nuevos espacios, y la presencia de Camagüey en las emisoras nacionales Radio Rebelde y Radio Reloj, fue cada vez mayor. Destacaron en esos tiempos iniciales Luis Orlando Pantoja, creador de la revista informativa Hoy y de facilitación social Meridiano, así como los periodistas Manuel Rodríguez Cruz, todo un maestro, y a María del Carmen Fernández. A ellos se sumarían después Pedro Paneque, Oscar González, Manuel Cano, Rosa María Moros, Yolanda Ferrera Sosa, y Raysa Mestril.
Al igual que en el resto de las radioemisoras de provincias y municipios, fue en 1976, con la llegada de las primeras consolas Beag y grabadoras húngaras, que logramos dar un salto tecnológico apreciable: las queridas y famosas STM-200, que aún se mantienen en uso fundamentalmente en las emisoras municipales.
Ya teníamos otras posibilidades para la creación, al poder disponer de estudios para ediciones con cuatro máquinas. Y en el viejo máster la grabadora Tesla dio paso a las colosales STM, y la consolita RCA Victor brindó su lugar a la moderna consola húngara BEAG, con tantas llaves y botoneras que aún hoy, a punto de cumplir su misión en la vida, tengo la certeza que no se llegó a explotar en toda su magnitud. Una verdadera lástima. Después llegaron otras generaciones más modernas: las STM-600 y las STM 610, para grabaciones y transmisiones en estéreo, y los modernos amplificadores. Para que se tenga una idea, una emisora como Radio Cadena Agramonte llegó a tener en los estudios alrededor de 20 grabadoras.
Durante la zafra de 1970 la emisora transmitió por vez primera 24 horas diarias. Por la madrugada emitía un programa dirigido a los centrales y a los hombres de la zafra en general, y los que empezábamos teníamos los turnos más difíciles. Esa madrugada la hacíamos los jóvenes con mucho placer por lo que representaba, pero además teníamos el afán de la oportunidad para la superación. Siempre recordaré el programa que hacíamos a las cinco de la tarde, en vivo, en coordinación con CMKC de Santiago de Cuba, lo que después llamaríamos transmisión en dúplex. Su título: "Juntos por los diez millones". En este programa se ofrecía la marcha de la zafra azucarera en ambos territorios. La transmisión era amenizada por grupos de música campesina. En nuestro caso por el conjunto Los agramontinos, dirigido por el magnífico laudista Orestes Peláez.
Creo firmemente que se alcanzó un clima muy bueno. Eran artistas, técnicos, periodistas u obreros. Realmente era una masa muy heterogénea, pero hacendosa.
La programación dramática, con un sello de calidad reconocida, amplió sus opciones. Además de la novela cubana, la internacional adaptada, el seriado histórico y la novela policíaca, la radioemisora incluyó los seriados de aventuras y el cuento, el teatro y el histórico no seriado, de forma semanal. A ello se unieron los programas infantiles con niños y con el apoyo de actores y actrices.
Cuando miro hacia atrás, me regocijo con orgullo de la gente con la que coincidí en Radio Cadena Agramonte. Crearon cosas realmente hermosas, gracias más a la voluntad, el deseo y el talento que a los recursos materiales. Fue la etapa en que comenzamos a sacar la Radio a pasear, y transmitíamos los programas musicales desde los centrales azucareros, las escuelas en el campo y los centros de trabajo.
"Zafra musical" y "Miscelánea", programas con alrededor de 40 años que aún se mantienen batiendo el récord de audiencia, bien podrían considerarse clásicos de la Radio por sus aportes a la cultura comunitaria. "Zafra musical" fue creado por un locutor que primero lo fue de la emisora Radio Camagüey y CMJC. Cuando llegué, Servando Hernández Yánez, ya fallecido, era parte del selecto grupo de profesionales de la voz de Radio Cadena Agramonte. En cuanto a "Miscelánea", fue inaugurado por Francisco Rivero, que tenía una forma peculiar de despedir el programa: "Les hablé yo". Posteriormente, lo identificó la voz de Rafael López Álvarez.
En 1968, en ocasión de crearse la Columna Juvenil del Centenario salió al aire "Camagüey año X", dirigido a los muchachos de esta valiosa avanzada productiva. Estuvo en el aire durante 35 años.
De igual forma se transmitía los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Camagüey bajo la dirección del gran músico y amigo –que se nos fue prematuramente–, el maestro Jorge Luis Betancourt, desde la sede en la calle Finlay, y las noches de la trova, desde su casa en la calle Cisneros. El programa "Mural campesino", a su vez, recorría las cooperativas. Una Radio culta, dinámica, representativa, sin dejar de tener la distinción y popularidad que siempre la diferenció y la hizo genuina.
La ciudad de Camagüey siempre se caracterizó por el aporte de talento para la Radio nacional. El director, Luis Manuel Martínez Casado, las actrices Parmenia Silva y Elvira Cruz, los locutores José Armando Vidal, Roberto Canela, César Arredondo y Laureano Céspedes Hernández, el director Pablo Verbyski, entre otros, fueron referencias obligadas en la época en que llegué al medio.
Después se trasladaron a la Radio y a la Televisión nacionales, profesionales que coincidieron conmigo en Radio Cadena Agramonte, entre 1969 y 1985. Las actrices y actores Fidel Pérez Michel, Héctor Echemendía, Elsa Blanco, Yolanda Esteban, Norma Reyna, Osvaldo Rojas; los profesionales del periodismo Raúl y Elizabeth Noriega Mendoza, Fritz Suárez Silva y Mayra Viera, los narradores deportivos Modesto Agüero y José Luis Basulto; los locutores Fidel Arango de Quesada, José Leandro Rodríguez, Juan Carlos Tejeda y Rody Reyes; la musicalizadora Mérida Aragón y el grabador multipista Ernesto Agüero Boza, todo un elenco de primera clase para operar con éxito cualquier radioemisora.
Muchas personas nos ayudaron a proyectar una Radio de elevado nivel artístico y estético, en correspondencia con las vanguardias del medio en el país, como Isabel Aida Rodríguez –talentosa directora de Radio Liberación–, que inició su ayuda a Radio Cadena Agramonte en los primeros años de la década del 70. Alejada de toda teoría, Isabel enseñaba haciendo, como una más en el estudio. No menos importante fue el aporte de Armando Soler (Cholito), Juan Carlos Romero, Marta Jiménez Oropesa y José Corrales, quienes trasladaron valiosas experiencias a las actrices, actores y equipo de dirección.
He regresado de Camagüey después de participar en los festejos por el cincuenta Aniversario de Radio Cadena Agramonte. Sin dudas un encuentro con la historia, donde todos nos vimos reflejados... En el encuentro de tres generaciones, surgieron los nombres de los primeros que llevaron al éter el novedoso sonido y que ya no estaban físicamente, entre ellos, Fernando Terrón Bolaños, Mario Crespo Fuentes, Rogelio de Armas Valdés... Qué honor compartir este recuento con Homero de Dios Suárez, Isidro Ramírez, Benito Gil Lacal, Francisco Canela Ciurana, Filogenio Sánchez, que junto a José Luis Cadenas, César Arredondo, Jaime Velasco, Jorge Luis Canela Ciurana, Francisco López Escobedo y Esteban González Ortiz, entre otros, son protagonistas de los primeros capítulos de la gran obra. Todos en su conjunto dejaron una huella imborrable y sembraron la semilla que germinó en árbol frondoso. Árbol que las generaciones que les siguieron han sabido cultivar.
Las generaciones que han seguido al acto fundacional de Radio Cadena Agramonte constituyen un ejército formidable de soldados entusiastas que no han aportado otra riqueza que no sea vocación, sagacidad y ternura por esta obra en la que han creído, para entregarla a los que tendrán la alta responsabilidad de continuarla enalteciendo con amor. En lo particular siento nostalgia por aquellos años, pero a la vez orgullo, por haberlos compartido con todos estos seres maravillosos: fundadores y continuadores, de una de las más prominentes radioemisoras del país: Radio Cadena Agramonte, desde la cuna de El Mayor, y para el mundo. (Foto: Archivo) (Tomado del portal de la Radio Cubana)