
Unión Europea, 14 nov.- La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) confirmó que más de mil personas migrantes y refugiadas perdieron la vida en lo que va de 2025 durante sus intentos por cruzar el Mediterráneo central hacia Europa.
La declaración se produce tras el último naufragio registrado la semana pasada frente a las costas de Libia, donde una lancha neumática con 49 personas a bordo se hundió cerca del campo petrolífero de Bouri, dejando 42 desaparecidos y solo siete supervivientes en condiciones extremas.
La oficina de la OIM en Ginebra subrayó en un comunicado la gravedad de la situación: "Más de mil migrantes han perdido la vida este año. Este naufragio es otro recordatorio de la urgencia de establecer mecanismos de rescate y rutas migratorias seguras". Los siete supervivientes, originarios de Sudán, Nigeria, Camerún y Somalia, fueron rescatados tras seis días a la deriva, sufriendo hambre, sed y deshidratación severas.
Esta tragedia se enmarca en un patrón más amplio y devastador. Según el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM, la vía del Mediterráneo central es, de hecho, la ruta migratoria más mortífera del mundo. Los datos históricos son abrumadores: desde 2014, se han registrado más de 72 mil 932 muertes de migrantes en todo el mundo, y el Mediterráneo central cobró al menos 24 mil 494 vidas en esta misma década.
La crisis humanitaria se ve agravada por las condiciones en Libia, principal punto de partida para quienes huyen de la pobreza y los conflictos en África subsahariana y el Cuerno de África. La anarquía política y la fuerte presencia de redes de tráfico humano han convertido al país en un epicentro de explotación y abuso.
La falta de una respuesta coordinada y efectiva ha sido señalada por organizaciones humanitarias. "Cada naufragio evidencia la ausencia de voluntad política y la indiferencia de las potencias europeas frente a una crisis humanitaria que se repite año tras año", expresó en un duro comunicado la Red Mediterránea de Derechos Humanos.
Recientemente, durante una sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, varios países, entre ellos España, Noruega, Reino Unido y Sierra Leona, exigieron al Gobierno libio que cierre los centros de detención de migrantes, donde organizaciones independientes han documentado sistemáticamente torturas, abusos sexuales y asesinatos. Miles de personas permanecen retenidas en estas instalaciones en condiciones inhumanas, a menudo sin acceso a un juicio justo ni a asistencia médica básica.
El camino a seguir: llamado a la acción
La OIM y otras agencias de la ONU han sido enfáticas en sus demandas.
"El Mediterráneo no puede seguir siendo un cementerio. Los Estados deben garantizar vías seguras y legales de migración y respetar los derechos de quienes buscan protección", reiteró la organización.
Expertos alertan que la combinación de la falta de coordinación entre países europeos, el endurecimiento de las políticas migratorias y la criminalización de las operaciones de rescate marítimo no hace más que agravar la situación, empujando a las personas hacia rutas más peligrosas y en manos de traficantes.
"Sin soluciones de fondo, cada cifra que damos son vidas perdidas en el mar. Es una tragedia humana que se repite año tras año, ante la indiferencia de la comunidad internacional", concluyó la OIM, haciendo un llamado urgente para que la protección de la vida humana se coloque en el centro de la gobernanza migratoria global. (Texto y Foto: Cubasí)