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Huelga del 9 de abril: embrión de unidad para la victoria


Por Juan Luis Serpa Rodríguez/ Radio Cadena Agramonte.

A las 11:00 a.m. del 9 de abril de 1958, una de las emisoras principeñas de por entonces, Radio Camagüey, se sumaba al llamado del Movimiento 26 de Julio de convocar al pueblo a la Huelga General.

De este modo, la arriesgada acción de un grupo de revolucionarios que laboraba en aquella estación radial, permitió llevar a los camagüeyanos el mensaje de intensificación de la lucha armada que debía poner fin a la dictadura de Fulgencio Batista.

Aunque la huelga no alcanzó los objetivos de victoria armada que se habían propuesto las fuerzas revolucionarias, hizo estremecer los movedizos cimientos del sanguinario régimen que veía, como un peligroso fantasma para el inexorable avance de la lucha rebelde.

En aquellas horas, -según
Ernesto "Che" Guevara- en el seno del movimiento revolucionario se movían dos tendencias de los frentes llamados: La Sierra y El Llano. Nos separaban -comentaba el Guerrillero Heroico - diferencias de conceptos estratégicos.

La Sierra estaba segura de poder ir desarrollando la lucha guerrillera mediante una estrategia de estrangulamiento y desgaste. El Llano planteaba la lucha armada en las ciudades, hasta hacerla converger en huelga general que derribaría a Batista. La acción se ejecutaría el 9 de abril de 1958.

Ante las dos tendencias, y con el objetivo de obtener la unión revolucionaria, Fidel emitió un manifiesto que convocaba a la Huelga General y dio órdenes a los distintos frentes para que incrementaran las actividades combativas en apoyo a las acciones por realizar en El Llano.

Poco tiempo después de los hechos, en la Sierra Maestra, la Dirección del
Movimiento 26 de Julio analizaba las causas del fracaso de la Huelga, entre las que enumeraba errores estratégicos debidos a la inexperiencia de los combatientes del Llano.

Demostraba el análisis que la estrategia de lucha eficaz era desarrollar una guerra de desgaste desde las montañas hacia las ciudades apoyada por el Llano. Fue una valiosa experiencia asimilada por la Revolución que iba en marcha indetenible hacia la victoria definitiva.

Diez años después, en disfrute pleno del triunfo, refiriéndose a la Huelga del 9 de abril de 1958 y al arrojo de la juventud en aquella acción,
Fidel concluía que “No sólo constituyeron un ejemplo extraordinario de heroísmo; constituyeron también un ejemplo de cómo un pueblo revolucionario es capaz de recuperarse de cualquier revés”.

A décadas de la huelga del 9 de abril de l958, los cubanos continuamos enfrentando las batallas que nos tocan en esta hora de hornos en que la juventud nuestra, continúa, dentro o fuera de la Patria, colmándola de glorias.


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