Francisco Rivero Rodríguez es una de las figuras más relevantes de la historia del periodismo radiofónico camagüeyano. Nació el 14 de diciembre de 1935 en el municipio cienfueguero de Cumanayagua y se trasladó junto a su familia a esta ciudad del centro oriente cubano en el año 1949.
Mil voces y una señal dedicado a Francisco Rivero
Desde temprana edad “Don Fico”, como cariñosamente le llamaban sus conocidos y amigos, sentía un amor profundo por el medio radial. A los seis años ya imitaba la voz de experimentados locutores y aprendía de memoria los anuncios publicitarios de los programas radiofónicos.
Siendo muy joven tomó lecciones de mecanografía y taquigrafía, lo cual puede considerarse el origen de su motivación hacia el oficio reporteril. Con solo 19 años debutó como redactor, presentador y animador en un acto realizado en la escuela No.43 Carlos J. Finlay, frente a un nutrido auditorio del reparto Cándido González.
Su vida laboral comenzó en el año 1954 en la Cooperativa Ferroviaria de Créditos y Seguros Mutuos, institución que ofrecía préstamos a trabajadores del sector. Para entonces comienza a animar los matinés bailables del Club Atlético Ferroviario de Camagüey, donde presentaba a importantes orquestas y agrupaciones del momento, entre ellas La Tridimensional, Angelito Mora, Ritmo Moderno y otras de gran aceptación.
Pero lo acompañaba el sueño de convertirse en locutor. Fue así como a mediados de 1956 decide presentarse a un examen y fue aprobado junto a otros aspirantes. En su empeño por dedicarse a la locución tuvo mucha influencia Guillermo Feijoo González, quien le impartía clases de locución, y le enseñó las primeras técnicas del oficio.
El 30 de octubre de 1956 comienza a trabajar como locutor en la emisora CMJW en la Avenida de los Mártires No. 371, que compartía con las clases de mecanografía y taquigrafía, además de la enseñanza de idioma inglés. En esta emisora realiza Rivero sus primeros trabajos reporteriles al ser el guionista, locutor y director del programa “La camagüeyana”, concebido desde el formato de “crónica roja”. Poco después pasa a formar parte del colectivo de Radio Legendario, noticiero que redacta y dirige durante 20 días mientras el director se ausenta por unas vacaciones.
Al triunfo del 1ro de enero de 1959, durante la traición del jefe de la plaza militar de Camagüey, Hubert Matos, Rivero se encontraba justamente en la emisora, y tiene que informar en su voz aquel suceso con la inmediatez que merecía; e incluso dar a conocer al pueblo la presencia de Fidel y Camilo en la ciudad, hecho que marcó una pauta importante en su vida y carrera profesional.
Rivero, quien ya había alcanzado experiencia en el oficio periodístico, comienza a colaborar con el semanario Adelante, a través de una sección dedicada a las artes, específicamente temáticas relacionadas con la Radio y la Televisión. También se vinculó con el Canal 11 –actual Televisión Camagüey- en la redacción y locución de noticieros y espacios musicales y participativos.
Con la reorganización de la Radio y la Televisión, para los primeros años de la Revolución, fue cerrada Radio Legendario, y Rivero pasa a trabajar en la emisora CMJK, entre los años 1962 y 1963, donde fue seleccionado para cursar la Escuela de Instrucción Revolucionaria Carlos Rodríguez Careaga, que representaba al movimiento sindical en el país. Durante esta etapa integra el Ejecutivo del Colegio de Locutores, y funda el primer sindicato de los trabajadores de la Radio y la Televisión en la provincia de Camagüey.
Continúa asimismo el trabajo sindical en el Sindicato de Artes y Espectáculos, donde fue miembro de su Consejo Provincial, y compartió como secretario organizador primero, y general luego, de la sección sindical de la Radio agramontina. Fundó además, en 1962, la Escuela de Idiomas Mártires de Camagüey, hoy Mijail Lomonosov.
Ese propio año ingresa al núcleo de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) de la CMJK, y en 1963, integra las filas del Partido Unido de la Revolución Socialista, hoy Partido Comunista de Cuba (PCC), organización en la que desempeñó varias responsabilidades como dirigente durante varios años.
En 1968 regresa a la Radio, esta vez como jefe de la programación informativa, y comienza a hacer locución en la emisora provincial Radio Cadena Agramonte. Por su experiencia en el trabajo radial y sindical, es designado, en diciembre de 1969, director provincial de Radio, cargo que desempeñó con total entrega hasta 1980.
Motivado por el compromiso de una formación superior que avalara su nivel académico como profesional de un medio de comunicación, y ante el reto que exigía dirigir la política informativa del Sistema de la Radio en la provincia; paralelamente, entre 1974 y 1979, realiza sus estudios superiores en la especialidad de Periodismo, en la modalidad de curso para trabajadores, en la filial camagüeyana de la Universidad de Oriente.
Por su reconocida trayectoria en la radiodifusión camagüeyana, fue designado en 1980 para ocupar la función del director del Sectorial Provincial de Cultura, hasta el año 1986.
En septiembre de ese mismo año regresa a la Radio como locutor de Cadena Agramonte, y asume la voz informativa del espacio “Meridiano”, donde crea “Estudio 2”, y allí comienza a hacer historia en el periodismo radiofónico, específicamente a través de su incursión en la crítica y el comentario radial.
“Aquí Estudio 2 de Radio Cadena Agramonte”
Con ese eslogan “Meridiano” llevó cada día la frecuencia de Radio Cadena Agramonte a los hogares camagüeyanos. Con el sello personal de Rivero por más de 20 años, considerado el “timonel” de un gran barco, enseñó a sus compañeros a ser mejores personas y profesionales, así el popular espacio ganaba cada día la preferencia de la audiencia por profundizar en los problemas y quejas de la población, siempre con una respuesta certera al pueblo.
“Meridiano” nació el 18 de noviembre de 1985, concebido como un espacio informativo y de orientación social, dedicado al público, que en forma de tribuna popular, convidó a su encuentro a los principales directivos de los organismos de la provincia.
Este reto fue asumido por Rivero en el año 1987 y hasta 1988, cuando asume la dirección la periodista Milagros Manresa, dando continuidad al trabajo de Luis Orlando Pantoja Veitía –su creador- pero con un sello particular que se fue perfeccionando con el tiempo para dejar un legado perdurable en la programación de Cadena Agramonte.
No solo ganó el respeto del pueblo como periodista, también la admiración, a partir de un estilo diáfano, pero muy exigente, siempre bien cerca de las necesidades y expectativas de los oyentes, con temáticas de actualidad, y se convirtió poco a poco en una autoridad, por el prestigio que logró en su noble pero compleja tarea.
Desde 1987 hasta el 2010 ejerce de manera ininterrumpida la crítica periodística en la Radio. Además, incursionó en redacciones de libretos, guiones, noticieros, novelas, policíacos, adaptaciones radiales de cuentos, narrador de obras dramáticas, convirtiéndose en fuente inagotable de conocimientos, siempre presto a servir con sus ideas y sugerencias.
Pero sin duda alguna “Estudio 2” marcó la vida profesional de Francisco Rivero. Fue precisamente esta sección su trinchera de combate. Con sobrio temperamento criticaba de modo sagaz el burocratismo, la corrupción, la falta de responsabilidad de las empresas y sus directivos, por no cumplir con la misión del Estado; siempre muy enérgico y combativo, corroborando las fuentes, pero con mucho respeto, en busca de orientación al pueblo y soluciones pertinentes por el correcto funcionamiento de la economía y la calidad de vida de la población.
En esta etapa se fue delineando su estilo, en tono pausado pero polémico, convincente siempre. Durante 23 años defendió el género de opinión de forma audaz en Meridiano, y en otros espacios informativos como “Camagüey al día” y “Mundo Pioneril”.
También acercó a los oyentes a través de sus comentarios a la historia de la tierra de El Mayor, con variadas temáticas, aludiendo a personalidades de la Cultura, la Radio y la Televisión.
Escucharlo daba seguridad, por la veracidad en sus comentarios, su maestría en la improvisación, profundidad en el análisis, mesura, compromiso revolucionario, ética y nivel cultural.
Fue así como Rivero se convirtió en el profesor de generaciones de periodistas, locutores y comunicadores sociales, con la voluntad común de lograr con la palabra la confianza del oyente; impronta que permanece hasta nuestros días en la forma de hacer periodismo en la Radio camagüeyana.
El 28 de octubre de 2010 fallece repentinamente a la edad de 74 años Francisco Rivero, quien trabajó hasta el día antes de su muerte. Su pérdida conllevó a repensar la estructura de “Meridiano”, y quince días después nació la sección “En línea con el pueblo”, bajo la conducción de Sandra Martínez Sedrés, y la dirección de Mayra Beatriz Ronda.
Rivero fue condecorado en múltiples ocasiones. Mereció la distinción por la Cultura Nacional, el Premio Nacional de Radio Por la obra de la vida, fue distinguido con la condición Hijo Adoptivo de la Ciudad de Camagüey, y recibió varios reconocimientos de organizaciones políticas y de masas de la provincia como los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), el Partido Comunista de Cuba (PCC), la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), el Ministerio del Interior (MININT).
Por su profesionalismo y dedicación a la Radio, representó al gremio periodístico camagüeyano en el VII Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).
Los que lo conocieron coinciden en que Rivero nació para la Radio. De él recuerdan al hombre excepcional, al amigo de todos, al padre orgulloso, su respeto por los demás, sacrificio, ejemplo y dedicación sin horario al trabajo.
Rivero en la Radio logró matizar con su voz la programación de Cadena Agramonte, convirtiéndose en el agudo periodista que día a día le tomó el pulso a Camagüey, como portavoz de los problemas que afectan la vida económica y social de la provincia, de ahí el apelativo cariñoso de “El periodista del pueblo” o la “Voz del pueblo”.
La familia, la Revolución y la Radio fueron la razón de ser de un hombre sencillo, modesto y trabajador. Este maestro de la palabra quiso que lo recordaran como lo que fue: un hombre que tuvo el privilegio de vivir por el bienestar del pueblo.