Radio Cadena Agramonte, cronista del Camagüey

Por Pedro Paneque Ruiz.

Escribir acerca de los 60 años de existencia de Radio Cadena Agramonte (RCA), emisora provincial de Camagüey, es tratar sobre el decursar de la Revolución cubana en esta parte del país, donde el colectivo de la planta deviene, hasta nuestros días, cronista principal de la gran obra social de un pueblo, liderado por Fidel Castro Ruz, a partir de un sólido ideario martiano y socialista.

Apenas a un año y medio de su salida al aire, ya la mayoría de la nómina de Cadena Agramonte se sumó al carro de la naciente Revolución, entre ellos uno de sus propietarios, Pablo Terrón Bolaños, con el cual tuve el gusto de compartir máquina de escribir en la redacción del Noticiero Provincial y de quien aprendí especificidades prácticas del oficio en la calle Avellaneda 215, al igual que de otros colegas como Mario Torres, Manuel Rodríguez, Luis Matayoshi y el gran buscados de noticias “Cheo” López Castelú, todos bajo la dirección de Raúl Noriega Mendoza y del delegado provincial de la época, el educador y músico Manuel Álvarez.

Sin dejar de tener en cuenta que la labor radial es de equipo y su éxito se debe a la adecuada concatenación de ideas, locución y realización de sonido, es precisamente  el servicio de información la razón de ser de una planta, por lo cual el desempeño periodístico debe caracterizarse por la mayor calidad y claridad, a fin de cubrir expectativas de los oyentes, y en el caso nuestro, cumplir con la misión de educar e informar verazmente.

En ese principio ha sido exponente de primer orden el equipo de periodistas y otros profesionales del Departamento Informativo de RCA, en todas sus épocas, tomando el pulso al acontecer agramontino y transmitiéndolo para toda la provincia, Cuba y más allá, a través de su gustada y muy accedida página web.

Se puede afirmar que no ha ocurrido ningún acontecimiento en la más extensa demarcación cubana, que los reporteros y redactores de RCA no hayan difundido con inmediatez en cualquiera de los espacios de la tira de programación, extendida  las 24 horas del día, aunque con tratamiento diferenciado en los informativos, en especial el Noticiero estelar, idea entronizada desde la época de Oscar González, el subdirector informativo de más largo ejercicio en el cargo, con el concurso de Francisco Rivero, Josefa Bracero y Evidio Gil (“Villo”), como directores de la Radio.

Cadena Agramonte acompañó, desde transmisiones en condiciones de campaña, las más grandes movilizaciones a tareas urgentes del desarrollo agrícola e industrial de la provincia, las escuelas al campo y campamentos de contingentes permanentes, muchos de ellos con voluntarios de otras provincias,  y era habitual que combinara emisiones con su matriz en la ciudad de Camagüey.

Esos episodios, que demandaban destreza, dominio y mucha voluntad de técnicos, locutores, artistas y periodistas, se originaban desde el campamento internacional de la Loma de Cunagua, o de Judas, Manga Larga, el enclave ganadero de Turiguanó, y las graduaciones de los dos preuniversitarios urbanos existentes entonces —el de Ciego de Ávila y el de Camagüey— en la Loma de Florencia, primer campamento del Che en la serranía  central de Cuba.

También, en las zonas vianderas de Lango López, La Cuba y Maquenaf  y Arroyo Blanco, en Jatibonico, el tradicional iniciador de las zafras, el central Orlando González, por citar algunos, todas en el entonces territorio camagüeyano de la actual provincia de Ciego de Ávila, o desde  los ingenios azucareros Ignacio Agramonte, en Florida; el Panamá, de Vertientes; Haití, de Santa Cruz del Sur, o la granja Dalcio Gutiérrez, departamento Los Unidos en Guáimaro, Loma del Gato y Las Maboas, en Amancio Rodríguez.

Ello era posible por la arriesgada labor de los torreros, Quiroz y Guerra, auxiliados por Arango, para establecer hasta cinco puntos de enlace, y el concurso de Héctor Enríquez, desde el camión de control remoto.

Llamativo en extremo ahora, pero habitual en esa época, es que todos colaborábamos en las tareas, además de cumplir con una organización de trabajo que exigía un anuncio vía telefónica del suceso en cuestión, con pases al programa al aire; después había que redactarlo también, y en muchas ocasiones  dictarlo para el noticiero de las 12:00 meridiano o el estelar de la 6:00 de la tarde, y componerlo igualmente, con sus características, para el reporte televisivo de un minuto por 50 pies de película —unas 20 líneas— para el Noticiero Nacional de Televisión, e igual extensión de cuartilla para Radio Reloj, a enviar por télex, si lo había, o por  teléfono, pues no se habían creado aún las computadoras, Internet, ni los celulares que hoy día hacen viable reportar.

Los últimos 49 años de mi vida los he dedicado al gran hogar que ha constituido para mí Radio Cadena Agramonte, en el cual me he desempeñado como redactor-reportero, parejamente con la escritura y dirección de programas de corte informativo y de los llamados de facilitación social, aunque el fuerte siempre ha sido la función reporteril, en esferas de la política, el Gobierno de pueblo, la defensa, el orden interior y de manera especializada las producciones azucarera y agropecuaria.

Al testimoniar en torno al quehacer de RCA en casi medio siglo, no puedo dejar de mencionar a referentes como Deogracias “Nino” Moncada, profesional de la voz que me enseñó a escribir editoriales, en mi criterio el más comprometido y exigente género, a locutores muy ligados con la Revolución: Mario Crespo, Homero de Dios, José Luis Cadenas y el “Hombre Radio” Francisco Rivero; a damas de la palabra como Brenda Graciela Vilató, o a Josefa Bracero, licenciada en Periodismo devenida directora provincial y más tarde vicepresidenta nacional de la Radio.  

Como expuse en los inicios de este trabajo, la labor radial es de equipo, y esto atañe también al arte del corte y la edición, en el cual hubo maestros como Raúl Fortes y Francisco Canela. Hoy, en la época digital, los realizadores cubren un apreciable espacio, no obstante dominar los jóvenes periodistas las bondades de la computación.

Con su Carta de Estilo, avalada por la Universidad de Camagüey tras una dedicada y exhaustiva faena de Florencio Lugones, el Informativo de RCA es pionero en el sistema radial cubano en poseer ese inapreciable instrumento, de permanente consulta y dominio de  periodistas, principalmente los redactores de mesa, que resurgen en la emisora, aunque no a la celeridad necesaria, pues es en ese nivel donde se corrigen las pifias que pueda cometer el más sagaz, dinámico e inteligente de los periodistas de calle, lo que obliga a una constante superación, actualización y conocimiento sobre Geografía, Historia, nombres de personalidades, sucesos culturales y de cualquier otra naturaleza, y donde verdaderamente se forma un  profesional de la palabra y la escritura.

Mención especial merecen nuestros comentaristas deportivos, Luis Florencio Rodríguez, Manuel “El Niño” Moya y Luis Manuel Pantoja, quienes siguiendo ruta trazada por antecesores de otras etapas, Ariel Noa, “Neneco” Quevedo, Modesto Agüero, Carlos del Canto y José Luis Basulto, entre otros, mantienen al día a la radioaudiencia con acertados comentarios en espacios deportivos de gran escucha, además de las narraciones de eventos en diferentes disciplinas.

El surgimiento de la Informática trae aparejado la creación de páginas digitales en las emisoras del país, y en ese proceder RCA también es puntera, pues cumpliendo instrucciones de Guillermo Pavón, director de Radio y Miguel Febles, al frente del Informativo, Esther Borges crea Cadena Agramonte Digital, para lo cual aglutinó un equipo integrado por Manuel Martínez —“Manolito Web”—, los Cano, padre e hijo: Manuel e Isván,  y el traductor de idioma Inglés Gualveris Rosales, hasta ubicarla en planos de acceso entre las primeras de Cuba y el ciberespacio, quehacer que mantiene y perfecciona con nuevas y variadas opciones ajustadas a los tiempos que corren, por su actual y joven colectivo, con supremacía de “ellas”, como segura y profesional  continuidad  del novedoso decir periodístico.

No puede aludirse al quehacer de RCA sin mencionar la participación de sus periodistas en la práctica  internacionalista, unos como combatientes —Oscar González y el autor de este trabajo, en Angola y Etiopía, respectivamente—  y otros en la cobertura de acontecimientos o la colaboración cubana en pueblos hermanos,  Tay Toscano, Miozotis Fabelo y Onelio Castillo.

El frente de la Información en la Radio camagüeyana ha sido forja, igualmente, de la más amplia participación femenina en su desempeño, y si hasta mediados de la década del 70 del pasado siglo no formaba parte del elenco periodístico ninguna mujer, a partir de ese momento comienza a materializarse lo que llamo “el inicio del predominio femenino y la belleza ilustrada  en Radio Cadena Agramonte”, donde dos egresadas de la Universidad de La Habana en la especialidad, Yolanda Ferrera  y Rosa María Moros, se unen a Carmen Fernández Quiroz,  avezada redactora de mesa, para aprender secretos prácticos del oficio.

En el presente son mujeres las que están al frente del sistema radial camagüeyano, uno de los más complejos de Cuba, con diez emisoras y tres corresponsalías,  relación que encabezada por la periodista y máster en Ciencias de la Comunicación, Alicia Sosa, ubican a RCA en sitiales de predominio nacionalmente, gestión apoyada y justipreciada por las principales autoridades del Partido Comunista de Cuba y del Poder Popular en el territorio.

Ahora se comprende más la demostración de buen hacer y decir de las periodistas, quienes día a día se esmeran por romper barreras de machismo, y junto a sus colegas varones hacer cada día más dulce la transmisión de noticias, difundiendo la obra de la Revolución en tierras camagüeyanas, con el nada fácil reto de mantener a Radio Cadena Agramonte en el corazón del pueblo y más allá, a través de su propuesta digital y las redes sociales. (Foto: Archivo)