En la columna dorsal de la historia de nuestra pintura resulta imprescindible incluir a Armando Menocal. Dotado de un realismo académico, vital, sincero, permaneció marginado de la incorporación de la pintura cubana a la corriente del arte europeo contemporáneo. Consecuente con el marco histórico en que hubo de desenvolverse, abandonó el aula en San Alejandro, donde impartía clases, para sumergirse en la Guerra Necesaria de José Martí, y llegó a ser ayudante del Generalísimo Máximo Gómez. Armando Menocal supo extraer la valoración plástica de los hechos que presenció. A él se deben cuadros con escenas históricas y una muestra fehaciente es "La muerte de Maceo", que data de 1906.