Los años que pasan obligan a mirar, a rectificar trazos, a rehacer y reinventarse para mantener el atractivo. Así sucede en Camagüey camino a sus 510, un cumpleaños que esperamos con ansias y con el sutil rejuvenecimiento de quien preserva sus esencias.
Del 10 al 20 de octubre vuelve a llamar a nuestras puertas lo esencial de la identidad de cubanos convertido en voces, pinturas, textos, bailes, escenas teatrales y ocasiones para compartir que viviremos, como en todo el archipiélago, desde esta Ciudad de los Tinajones.
Pañoletas, uniformes, mochilas… las vemos pasar de un lado a otro, con más o menos prisa. El paisaje de las calles en cualquier lugar vuelve a llenarse con la llegada a la escuela, al círculo, al instituto, los saludos, el reencuentro o la novedad de un grupo que en apenas unos días pasará a ser parte importante de cada una de sus vidas, de decenas que se encuentran, conviven y se vuelven amigos, comparten alegrías o disputas y sobre todo aprenden.
Como un breve carnaval con sonido clásico, como un regreso en el tiempo, a esas tradiciones que se escapan de otros carnavales, decenas de motos, motoristas y acompañantes desfilan por el centro de la ciudad de Camagüey.