Declarado Monumento Nacional en 1980, es una de las primeras Siete Villas fundadas por los españoles en el siglo XVI, bautizada como Santa María del Puerto del Príncipe.
Sobresalen sus vetustas y típicas construcciones coloniales, su enredado trazado urbano o la espontaneidad de sus plazas y plazuelas, encantos que desde siempre ha encerrado esta ciudad, acervo de tradiciones y costumbres asociadas a un rico patrimonio inmaterial.
Camagüey ha sido denominada tradicionalmente como la Ciudad de las iglesias o la Ciudad de los Tinajones.
Luchas independentistas, política, ciencias, artes y cultura en general hallaron en este escenario un marco idóneo para su desarrollo.
La Villa de Puerto Príncipe fue fundada en el año 1514 al norte de la actual provincia de Camagüey, y tras sucesivos traslados su asentamiento final en 1528 halló en la llanura que se ubica entre los ríos Tínima y Hatibonico el espacio ideal para su evolución y estabilidad.
Ubicada en el centro geográfico del territorio, fue creciendo hasta crear una ciudad que hoy responde a un modelo urbano de gran irregularidad, prácticamente irrepetido en el país y un muy peculiar sistema de plazas y plazuelas que le confieren un alto valor ambiental.
Desde antaño la ciudad tuvo gran poderío económico, sostenido por el alto desarrollo ganadero y que se hacía notar entre otras por la proliferación y magnitud de las iglesias, grandes residencias y edificios civiles, por lo que fue declarado este sitio como Monumento Nacional.
La zona más antigua del centro histórico, por su indiscutible y excepcional valor, ha sido declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en la categoría de Paisaje Urbano Histórico.