Eugenio Delacroix, pintor francés nacido en Saint Maurice, a orillas del río Sena, el primer gran representante de la pintura romántica, el más grande y al mismo tiempo el que renegara de este movimiento y de su paternidad, fue además el descubridor de los colores complementarios y de la coloración de las sombras.
Delacroix sufrió profundas depresiones de ánimo, conoció la indecisión y el vacío. Era melancólico, descontento y padecía de un eterno sentimiento de imperfección. No sintió el más mínimo deseo de educar artistas y nunca abrió un estudio accesible a la generalidad; admitió a lo sumo algunos ayudantes, pero sin la categoría de discípulos.
Desde los 26 años era un pintor famoso. Tuvo amigos, admiradores, protectores, se le hacían encargos oficiales, pero no fue comprendido ni amado por el público.