Por Dania Díaz Socarrás/Radio Cadena Agramonte
Muchos estamos viciados en nuestro estilo de vida, por razones propias o ajenas a nuestra voluntad, por formación, por resistencia a alternativas que llegan a parecernos bárbaras o ridículas aunque sean más saludables, porque podemos confundir el bienestar del organismo con las sensaciones agradables de hacer lo que nos gusta.
Sin embargo, cada vida que comienza es una nueva oportunidad, un ser al que no tenemos por qué transmitirle hábitos deformados, al que debemos darle a probar todo aunque no nos guste, enseñarle la alimentación saludable aunque no sea fácil, formarle hábitos físicos adecuados aunque nos dé trabajo y cuanto creamos necesario; del mismo modo en que procuramos educarlos e instruirlos para que sean mejores que nosotros.
Camagüey presenta una situación desfavorable con relación al programa de Salud Sexual y Reproductiva, donde está incidiendo significativamente el riesgo preconcepcional y el embarazo en la adolescencia.
Así lo confirman datos de la Dirección Provincial de Salud Pública que reconoce, además, que hay una peligrosa presencia de embarazos ectópicos y altos índices de niños con bajo peso al nacer, entre otras complicaciones, como resultado de esa carencia de salud reproductiva.
El Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) para proteger las vidas de madres y niños tiene la mirada puesta en esos elementos y en otros también muy recurrentes como los accidentes infantiles en el hogar, con énfasis en las intoxicaciones pediátricas.
En otro orden, además de la primera infancia, grupos vulnerables como personas con discapacidades o adultos mayores requieren mayor aprovechamiento del cuidado de que pueden disponer, partiendo de la propia familia que es la encargada de ayudar a que se acuda al médico.
Por eso, los especialistas insisten en consejos como no salir o sacar de casa innecesariamente a personas vulnerables, para evitar que contraigan infecciones respiratorias, o velar por la adecuada manipulación y conservación de alimentos para todos, como uno de los métodos que evita las enfermedades diarreicas agudas.
En ese deber por la vida nos ayudan a diario hombres y mujeres vestidos de batas blancas, o de las sobrebatas que les toquen y con una misma esencia, la misión de salvarnos.
Esa misión puede ser más o menos compleja en el nuevo calendario, que seguramente mantendrá unos desafíos y cambiará otros, pero para suerte nuestra y por fortuna ganada en Revolución, recibe otra vez la respuesta de los trabajadores de la salud pública camagüeyana, que a pesar de las dificultades siguen fieles al humanismo de su formación y de nuestra identidad. (Foto: ACN)