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Dianelys Zaldívar Cabrera, Camagüey, guerrera, Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA), carpintería, talento

Inspiradoras: Dianelys, del corazón a las manos


Hace algún tiempo circulan en las redes sociales videos de Roro, una joven española que ha logrado la popularidad gracias a las demostraciones de cariño a su novio Pablo, para quien cocina, cose, y baja pajaritos en pleno vuelo, sin dejar de ser independiente y empoderada. Pareciera que con tan solo 22 años esta chica es capaz de lograr cuanto se proponga.

Pero esta no es la historia de Roro, la comparación solo es válida porque la mujer de la que sí les hablaré aunque no sube todas sus hazañas a las plataformas digitales, merece ser conocida; sus creaciones no son por un Pablo, sino por sentirse útil y feliz consigo misma.

Ella es Dianelys Zaldívar Cabrera, tiene 44 años y la capacidad de recrear con sus manos lo que habita en su corazón, una camagüeyana con espíritu de guerrera, miembro de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA), con 20 años de experiencia en la carpintería y muchos otros talentos.

Aunque los prejuicios de su padre no le permitieron formarse en una escuela de arte, no rompió la conexión con las manifestaciones artísticas, porque desde niña prefirió los colores a las muñecas, y los libros a cualquier juego. Se vinculó a la Casa de Cultura en pintura, el modelado en barro y el trabajo en madera de forma sencilla. Estos fueron sus primeros pasos para convertirse en una carpintera tallada a la altura de cualquier dificultad.

-¿Cuándo decidió dedicarse a la carpintería?

-Una vez alcancé la edad apropiada y terminé mi formación profesional pedí la baja en la empresa en la que trabajaba y me fui a despegar mis alas, a hacer la libélula y tomar el rumbo que deseaba. Comencé a relacionarme con personas de ese gremio hasta que conocí a Joaquín Sánchez Aguilar, mi maestro de talla y madera, fundamental para mí, caminé muchos años a su lado.

“Desciendo de carpinteros, mi padre y mi abuelo, ellos nunca quisieron que yo trabajara la madera, pero lo llevo en la sangre y en algún momento tuve que sacarlo. Adquirí máquinas, compré la carpintería y desde entonces esto ha sido mi tabla en medio del océano. He tenido días difíciles y tristes pero los he plasmado en mis muebles y mis creaciones.

“Casi todo lo que trabajo es la talla libre, en directo, voy creando sobre el material, muchas veces no hago bocetos y me dejo llevar por la creatividad, por lo que veo en la madera”.

Trabaja muebles convencionales, muebles infantiles y talla en madera, cualquiera de las tres variantes la hace sentir complacida porque, como advierte, logra sacar mucho de donde otras personas no ven nada, y a la vez sus creaciones tienen una funcionalidad.

“Soy capaz de hacerte sentir ya sea por un mueble o por una obra de arte, a través de cualquiera de las dos llevo un pedazo de mí, de mi familia, porque esas horas de trabajo son horas de mis hijos, de mi casa, de mi vida, y es mi corazón puesto en todo”.

Los conocimientos que adquirió durante los cuatro años en la carrera de Ingeniería Mecánica le han servido para arreglar las máquinas con la que trabaja, el motor que maneja para transportarse, y no depender de nadie; ella misma puede resolver las averías que se le presenten.

A los 14 años aprendió a manejar motor, hoy esta habilidad le resuelve un poco más la vida. De momento, comienza a explicarme con pericia el funcionamiento y lo fácil que es arreglarlo.

¿Cómo es su experiencia con los clientes cuando van a encargarle un trabajo?

-Algunos preguntan por “el carpintero” y se sorprenden al verme. A principio es un choque, pero gracias a una buena comunicación puedo transmitirles confianza. Luego esos sorprendidos se sienten orgullosos de que sus muebles los haya hecho una mujer.

Su línea de muebles para infantes es todo un éxito, pues logra piezas con durabilidad y a precios económicos. Ella es la única carpintera en el territorio que realiza este trabajo para los más pequeños, como mesas, sillas, columpios y caballitos. Para los adultos hace cualquier mueble que necesiten en el hogar.

Dianelys ha trabajado con sus manos casi todos los elementos: hueso, carey, cuero, tela, vidrio, caracoles y flores incrustados a muebles de madera, lo que logra un contraste hermoso. Es capaz de hacer imitación de metales y disfruta mucho combinarlo, para darle un mejor acabado a sus piezas.

¿Con qué otros materiales le gustaría trabajar?

-Aún no he trabajado la piedra, y el bronce, creo que son elementos fuertes, y delicados, el trabajo en bronce lleva varios procesos, como la fundición. Me gustaría hacerlo algún día.

Algunas puertas que lucen hoy las fachadas del Centro Histórico de la ciudad son hechas por la carpintera de Los Coquitos, por encargo de la Oficina del Historiador, recreaciones de muebles antiguos del periodo de Luis XV.

La carpintería le demanda conocimiento sobre técnicas y cuidados, cuenta sobre el barroco, el surrealismo y de otras corrientes que están presentes en sus creaciones. La temática femenina también destaca en sus obras, muchas de las que se han expuesto en la ACAA, porque defiende el poder de la mujer y sus derechos. Sus piezas han sido reconocidas en festivales de La Carcoma.

No solo ha dedicado sus años a la carpintería, para ella el estudio es imprescindible, por eso alcanzó el cuarto nivel de inglés en la escuela de idiomas, y posee primer nivel de francés y de italiano.

Por si fuera poco, también es cinturón naranja en el Jiu-jitsu, arte marcial japonesa, deporte de combate, y sistema de defensa personal. Todo empezó desde los 18 años que entrenó ShinkaiDo Ryu, luego de dejarlo retomó la práctica de la disciplina y actualmente entrena lunes, miércoles y viernes. Es la única mujer que lo practica en Camagüey y una de las pocas del país, por eso le toca tirar al colchón a los hombres.

La protagonista de esta historia es multifacética, y demuestra que con amor todo es posible, como dedicar tiempo a la repostería, cuidar de sus cuatro hijos y educarlos para que sean personas de bien, las labores de la casa y fomentar lo que la apasiona. Sus logros son producto de buena planificación, distribución del tiempo y constancia. Intenta cada día ser un buen ejemplo para sus vástagos.

¿Qué le gustaría que las personas vieran en su trabajo?

-Me gustaría que recordaran mi trabajo y fuera conocido por las generaciones venideras, no por orgullo, sino para que sepan apreciar ese pedazo de mí que quedó allí, que sepan que está hecho por una mujer, mediante mucho empeño y sacrificio. No es un simple trozo de madera, es algo más, lleva amor.

Dianelys es una mujer fuerte y humilde, agradece por lo que tiene, recordando que nadie llega solo a sus objetivos, que siempre alguien nos conduce por el buen camino.

La madera se parece a la vida, y Dianelys la moldea a su forma, deja en cada escultura y mueble una huella de mujer imperecedera. (Yamnevys Cuellar Pérez/Adelante Digital) (Fotos: Cortesía de la entrevistada)


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