España, 3 nov.- Será en la 39na. edición de los Premios Goya, que se celebrará en Granada el próximo 8 de febrero, cuando se conozca al ganador de este lauro, el más importante que confiere el cine español. Son 17 las películas presentadas por igual número de países iberoamericanos a la competencia por lograr al menos una nominación en la categoría de Mejor Película Iberoamericana, y en esa nómina figuran diez directoras y 11 directores, y tampoco faltan cineastas de considerable trayectoria como el brasileño Walter Salles y la chilena Maite Alberdi. Hay que decirlo entonces: el cubano Alán González y su ópera prima La mujer salvaje tendrá que disputar la distinción con importantísimas producciones del cine que se realiza, mayormente en castellano y portugués, a ambos lados del Atlántico.
La película cubana llega a la competencia por el Goya colmada de premios dentro y fuera de Cuba. Primero, fue elegida en representación de Cuba por el hiperselectivo Festival de Toronto y, poco más tarde, el Festival de cine latinoamericano de Ceará la elegió como la mejor película y la mejor actuación femenina. Precisamente, su protagonista, la extraordinaria Lola Amores, ganó también distinciones como la mejor actriz en los Premios Platino del Cine Iberoamericano, en el Festival de Málaga y en el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente, por solo mencionar algunos.
En Cuba, el filme fue, primeramente, ganador de la segunda convocatoria del Fondo de Fomento del Cine Cubano, y más tarde fue reconocida por la prensa especializada como el mejor filme nacional de 2023; en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, le concedieron el Premio Coral Especial del Jurado en la competencia de ópera prima; y el Festival Internacional de Cine Pobre la eligió como el mejor filme de ficción. Muy avalada y triunfante llega al Goya la película cubana, de modo que la nominación (es decir, quedar en un selecto grupo de tres, cuatro o cinco finalistas) sería justa y posible. Ya veremos, porque insisto en el alto nivel de sus competidoras.
Cuba es el tercer país, después de Argentina y Chile, en cuanto al número de premios Goya ganados en la categoría de mejor película iberoamericana, desde que se instituyeron estos galardones en 1986. Cuatro estatuillas viajaron a La Habana y alcanzamos un total de 19 nominaciones. Entre las triunfadoras está, en 1989, La bella del Alhambra (Enrique Pineda Barnet), y luego volvimos a conocer las mieles del triunfo en 1994, por supuesto, con Fresa y chocolate (Juan Carlos Tabío y Tomás Gutiérrez Alea). El éxito internacional de Fernando Pérez se vio confirmado con el Goya, en 1999, por La vida es silbar, hasta que llegó el momento de los jóvenes cineastas con Juan de los muertos (Alejandro Brugués, 2012).
Volviendo a las coordenadas de las posibles postuladas este año: entre los competidores de La mujer salvaje sobresalen, por su recorrido festivalero y por la insistente celebración de la crítica internacional, los embajadores de Argentina y Brasil. El país más austral ha recibido la mayor cantidad de premios Goya (19) y de nominaciones (30). Este año la bandera albiceleste, como dicen los narradores de fútbol, es responsabilidad de El Jockey, de Luis Ortega (Argentina), que ganó como mejor película latinoamericana en la sección Horizontes latinos del Festival de San Sebastián, y fue seleccionada para Venecia y Toronto. Después de sus trabajos más experimentales, como Caja negra, el director logró convencer al público masivo y a la prensa con El ángel, que ha recibido elogios en todos los lugares donde fue exhibida gracias al retrato oscuro de un ser desintegrado y autodestructivo.
También está entre los favoritos el representante de Brasil. Premiado con la Osela de Oro al mejor guion en el Festival de Venecia, después de una ovación de diez minutos, Ainda Estou Aqui (o Todavía estoy aquí) es un fime biográfico brasileño, dirigido por el consagrado Walter Salles (Estación Central, Diarios de motocicleta), ambientado en los años 70 y estelarizado por dos figuras descollantes de la actuación en aquel país, Fernanda Montenegro y Fernanda Torres, madre e hija, quienes interpretan a un personaje real, Eunice Paiva, en diferentes momentos de su vida. Esta mujer fue una abogada que se convirtió en activista política contra la dictadura brasileña, después de que su hijo (interpretado por el muy conocido Selton Mello) fue secuestrado por los militares y nunca regresó a su casa. El filme está inspirado en las memorias de Marcelo Rubens Paiva, y representa a Brasil en el Goya y en el Oscar, después de ser seleccionado por los festivales de Toronto, Londres, Río de Janeiro, São Paulo y Nueva York.
Y respecto al cine realizado por mujeres, merecen mención las mexicanas Astrid Rondero y Fernanda Valadez (Sujo), la venezolana Marianela Maldonado (Niños de las Brisas) y la dominicana Leticia Tonos (Aire). Ganadora del Gran Premio del Jurado en la categoría World Cinema Dramatic (Película dramática internacional) en el prestigioso Festival de Sundance, Sujo es la historia de un adolescente de Michoacán cuya vida tiene un drástico giro tras la muerte de su padre, un sicario de un cartel, de modo que el filme habla sobre la posibilidad de eludir la maldita herencia familiar.
Niños de las Brisas es un documental poético y de observación que capta el empeño y la transformación de un grupo de jóvenes músicos que luchan por una vida mejor a través de la música clásica, en los suburbios de la Valencia venezolana. Y una singular película, en sintonía con la creciente calidad del cine dominicano, es Aire, que aborda nada menos que la ciencia ficción para hablar sobre una bióloga conservacionista que vive en un futuro distópico en el que la raza humana se está extinguiendo por la contaminación y las enfermedades.
Y otra realizadora, Antonella Sudasassi dirige el documental costarricense Memorias de un cuerpo que arde, sobre la sexualidad de tres mujeres mayores, mientras que la panameña Arianne Benedetti dirigió Despierta mamá, que narra una historia de lucha y superación familiar, a través de un tema tan sensible como la desaparición de niños y los resultados del maltrato sicológico; y de la región más austral, uno de los títulos mejos «aspectados», como dicen los astrólogos, es el drama criminal chileno El lugar de la otra, de Maite Alberdi, primera mujer iberoamericana ganadora del Goya a la mejor película iberoamericana, un hito que tuvo lugar el año pasado con el extraordinario documental La memoria infinita. Es posible que los votantes opten por reiterar su preferencia por el cine que hace Maite Alberdi, pero de todos modos los que confiamos en La mujer salvaje, y sabemos cuán significativo resulta para al cine cubano un espaldarazo internacional de este tamaño, ya estamos cruzando los dedos. (Texto: Joel del Río/ Juventud Rebelde) (Foto: Juventud Rebelde)