Desde los albores de 1959 ha sido un perenne sueño americano el interés de Estados Unidos de que Cuba desaparezca como proyecto social e ideológico.
Varias administraciones fracasaron en ese intento, y ahora, Donald Trump, apuesta, en su segundo mandato, por revertir la cadena de fracasos.
¿Quiere revancha?
Ya en su periodo anterior, el multimillonario con varias condenas archivadas tras su asunción a la presidencia, comenzó desde bien temprano sus movidas en busca del jaque mate añorado y entre esas resalta el retorno de nuestro país a la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Quizá algunos no perciban el alcance de esa medida, pero no se debe olvidar que la decisión parte de la primera potencia mundial y aunque no es tribunal, sus decisiones de ese tipo, y de otro corte, tienen implicaciones incalculables para cualquier nación.
En su primera temporada en la Casa Blanca, Trump ya había tomado similar medida, cuestión que trae aparejada una cascada de contratiempos adicionales a los ya existentes, como la conocida Helms-Burton y el propio y recrudecido bloqueo.
No olvidar, que durante casi cuatro años en la oficina oval, Joe Biden no había movido ninguna de las decisiones previas de Trump respecto a Cuba, y ya era deducible de que, con Marcos Rubio en el influyente Departamento de Estado, todo cuanto se hiciera por flexibilizar, iba a desaparecer de inmediato.
Fue, como diría una muy trillada frase, pero muy ilustrativa, la conocida Crónica de una muerte anunciada.
Unas pocas horas, y en un golpe de pluma, el gobernante norteamericano volvió a encasillarnos en esa injusta lista. Se repite la expresión de más de lo mismo.
En su terquedad y miopía políticas, el gobierno estadounidense sigue apostando por la asfixia económica, y someternos a una presión tal, que se fomenten brotes de protestas sociales.
Es una vieja práctica, solo que ahora en el escenario hay nuevos protagonistas, más peligrosos y beligerantes, cuya obsesión heredada sigue siendo la misma: derrotar a la Revolución en la Isla.
Hay que estar claros: va hacer un cuatrienio bien nublado, de constantes retos, tormentas, y mal tiempo, no precisamente meteorológico, y todo ello pondrá a prueba, una vez más, la capacidad de resistencia, y de crecernos ante las nuevas tempestades que puedan continuar gestándose.
A las más de 200 medidas aplicadas en su anterior legislatura para reforzar el bloqueo, Trump, estimulado ahora por Marcos Rubio, no dudará en sumar otras encaminadas a ir cerrando las puertas al desarrollo del país y a juzgar por las que han filtrado algunos medios internacionales las que pudieran aparecer en cualquier momento, traen nuevas vueltas de tuerca.
En estos 66 años la Revolución cubana se ha fogueado, ha adquirido experiencia, y capacidad de resistir y vencer. El camino seguirá teniendo obstáculos, muchos obstáculos, pero como buenos vallistas, sabremos sortearlos y salir airosos.
Trump debería convencerse de que su sueño americano de destruirnos, es misión imposible. Lástima que en estas más de seis décadas no hayan copiado allá, con claridad, el mensaje.
Deberían saber simplemente, que Cuba es Cuba… (Texto: Gilberto Rodríguez Rivero/Colaborador de Radio Cadena Agramonte) (Foto: Tomada de Internet)