El 11 de mayo de 1873 en los potreros de Jimaguayú resultó mortalmente herido por una bala en la sien Ignacio Agramonte Loynaz, el Mayor General del Ejército Libertador. Su cuerpo fue llevado por los españoles y posteriormente incinerado, pero su legado permaneció vivo en la historia cubana. En 1912, una estatua ecuestre en Camagüey lo conmemoró, simbolizando su eterno sacrificio por la libertad. (Arleén Calvo Lacal/Radio Cadena Agramonte)