Camagüey, 13 sep.- El 16 de septiembre de 1895, hace 130 años, fue aprobada en los campos de Jimaguayú, la carta magna de la República en Armas, antecedida por la de Guáimaro el 10 de abril de 1869 y a la que sumo, el documento legislativo de La Yaya, todas las que nacieron en los campos insurrectos de El Camagüey.
Con la constitución de Jimaguayú quedó establecido un Consejo de Gobierno, con prerrogativas administrativas y legislativas, mientras proporcionó plena autonomía al mando militar y se materializaba lo que José Martí expresara dos semanas antes de su caída en combate: “El Ejército libre, y el país, como país…”
La elección del sitio de la reunión fue un homenaje al prócer camagüeyano, Ignacio Agramonte, caído en combate en estos predios del medio sur de la provincia.
La presidencia de Cuba recayó en Salvador Cisneros Betancourt, cargo que asumiría por segunda vez, refiere la historia rica en mensajes mambises.
Enrique Loynaz del Castillo, autor del Himno Invasor con su preclaro pensamiento, capacidad de erudición y de cronista describió aquel momento:
“El sol es fuerte sobre los campos de Jimaguayú y la claridad repleta de la histórica llanura. Apenas hay unas casas de guano y tablas de palma que sirven lo mismo para descansar que para los más duros debates...
Esta constitución de Jimaguayú fue inscripta en septiembre de 2015 en el Registro Nacional del Programa Memoria del Mundo de la Unesco. (Enrique Atiénzar Rivero/Colaborador de Radio Cadena Agramonte)