logo Imagen no disponible

Radio Cadena Agramonte emisiora de Camagüey

solidaridad, cubanos, ayuda, archipié­lago, palabra, abrazo

Cuba: fraternidad en tiempos de adversidad


La solidaridad tiene mu­chas expresiones y bien lo sabemos los cubanos, una vez más volcados de disími­les formas hacia la ayuda de quienes al este del archipié­lago necesitan la palmada en el hombro, la palabra, el gesto o el abrazo que eviden­cien “estoy contigo”.

Es una atenuante fren­te a tanto dolor de quienes han perdido en un santia­mén lo trabajado y compra­do durante años. Cómo de­jar de estremecerse con las imágenes que proliferan en las redes digitales, en los medios de comunicación y los testimonios, solo supe­rados por las innumerables muestras de fraternidad, tangibles o no, y que cuan­do se materializan aportan un sello particular.

Épicas han sido las operaciones de salvamen­to. Colosal la preparación y respuesta del Sistema de la Defensa Civil a todos los niveles. Mi reverencia para esas mujeres que, todavía vestidas de verde, hacen ho­nor a su estirpe de Marianas.

Por estos días se dice, se oye, se comprueba que compartimos lo que tene­mos y no lo que nos sobra. Allí donde Melissa se ensañó primero llegaron avitualla­mientos traídos por los ve­cinos más cercanos a casas y albergues para suplir la ropa mojada por las lluvias y las crecidas de los ríos. Aho­ra, poco a poco, en cajas y en cuanto envoltorio es dable van arribando a las provin­cias orientales los suminis­tros de todo tipo provenien­tes desde occidente y centro; donde hasta los niños tienen su cuota de altruismo al en­tregar parte de sus juguetes preferidos.

Cada quien aporta lo que puede y no son pocos los trabajadores que han com­prado artículos de primera necesidad para conformar la valija colectiva.

La solidaridad viaja por carretera. No por habitual deja de emocionar la sempi­terna avanzada en las tareas de recuperación, compuesta por las brigadas de los sec­tores eléctrico y de las comunicaciones, sin fecha de retorno a sus hogares, a los que volverán con la misión cumplida y otra rayita de or­gullo cubano.

La solidaridad también viaja por mar y por aire. Tie­ne apellido: internacional. Y un solo fin. Porque esa hermandad generada por un desastre siempre suma y hace que la cooperación bo­rre fronteras, las que tampo­co hemos tenido con el mun­do. Por eso cuando todavía se cuantifican daños a las familias y a la economía, el sol calienta como solo sabe hacerlo en el oriente de Cuba para que florezca un fenó­meno que se multiplica y re­zuma esperanza, amor y fe. (Texto y foto: Trabajadores Digital)


En esta categoría

Comentarios


Tu dirección de correo no será publicada *