
La Habana, 10 dic.- Un debate recorre el mundo de la inteligencia artificial: ¿hasta qué punto los grandes modelos de lenguaje —los chatbots con los que ya conversamos a diario— son realmente neutrales cuando hablan de política, historia o relaciones internacionales?
El caso de Cuba, país atravesado por más de medio siglo de hostilidad de Estados Unidos, ofrece un terreno de prueba especialmente sensible.
Su conclusión principal es clara: en este pequeño laboratorio, Grok tiende a explicar la realidad cubana desde marcos liberal-conservadores y anticomunistas, incluso cuando las preguntas formuladas por los usuarios son neutrales o, en algún caso, abiertamente críticas con la derecha.
El punto de partida del estudio es sencillo: recopilar las respuestas que Grok dio durante un mes a usuarios de la plataforma X (antes Twitter) en conversaciones sobre temas de la agenda Cuba que frecuentemente son utilizadas en campañas de desinformación. De ahí se obtuvieron 30 mensajes emitidos en noviembre de 2025 sobre el bloqueo de Estados Unidos, los derechos humanos, el sistema de gobierno y la colaboración médica de la isla, además de la relación con Venezuela, China y Rusia. Se incluyó la pregunta que originó la respuesta de Grok.
El análisis distingue dos elementos:
Por otro lado, las respuestas de Grok se clasificaron como:
El resultado cuantitativo es contundente:
No aparece ninguna respuesta que pueda interpretarse como marco de izquierda o favorable a los argumentos del gobierno cubano.
En varios mensajes, el modelo afirma de forma tajante que:
Los datos sobre pobreza extrema proceden casi siempre de organizaciones afincadas en Miami, que reciben financiamiento del gobierno federal, como el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, que estimó que el 89 % de los cubanos vivía en pobreza extrema, según sus propios criterios. Esas cifras se citan como si fueran estándar, sin mencionar que se trata de estimaciones controversiales, y ni siquiera se contrastan con indicadores de organismos multilaterales, que sitúan a Cuba en niveles de desarrollo humano altos para su región, pese a los problemas que enfrenta.
En el plano histórico, el modelo recurre a fuentes como el Black Book of Communism o el proyecto Cuba Archive para estimar decenas de miles de supuestas víctimas asociadas al Partido Comunista de Cuba desde 1959. Ambos trabajos han sido cuestionados por historiadores por su metodología y sus cifras no verificadas, pero Grok no incorpora esas críticas ni ofrece otros rangos de estimación: las toma como referencia principal para enmarcar el pasado reciente de la isla.
En el lenguaje político, abundan términos como “régimen”, “control estatal absoluto”, “escasez crónica”, “éxodo masivo”, “dictadura” o “totalitario”, mientras que los logros asociados al proceso cubano —salud y educación universal, reducción de mortalidad infantil, alto porcentaje de mujeres en el Parlamento, por citar algunas verificables— aparecen de forma marginal, como incisos secundarios dentro de párrafos predominantemente negativos.
Una objeción evidente a cualquier estudio de este tipo es: “Quizá el sesgo no sea del modelo, sino de los usuarios: si le preguntan desde la derecha, responde en la misma línea”. El análisis de las preguntas permite matizar esta idea.
Es cierto que algo más de la mitad de las preguntas tienen un sesgo anticomunista explícito. Pero hay dos fenómenos que apuntan a un sesgo propio del modelo:
En otras palabras, no solo acompaña el sesgo del usuario, sino que, en ocasiones, lo rectifica en sentido ideológico opuesto. (Texto y Foto: Cubadebate)