
La proliferación de microvertederos en distintos repartos de la Ciudad de los Tinajones fue tema de un comentario difundido en esta emisora y en páginas digitales.
Ante el crítico panorama exhortabábanos a los Servicios Comunales y a los vecinos a revertir la compleja situación higiénica y a recuperar el orgullo de la capital agramontina de ser una de las más limpias del país.
Incluso, la dirección de Comunales reprodujo en su red social Facebook la publicación.
Se enfatizaba en la preocupante proliferación de vertederos ilegales en el tramo entre la Plaza de Méndez y la Circunvalación Norte del reparto Villa Mariana, entre otros.
Grandes acumulaciones de basura y desechos sólidos se amontonaban frente al consultorio del médico de la familia de esa demarcación, muy cerca del circuito infantil, cuyo colectivo si mantiene limpio su entorno.
Debido al gran esfuerzo de los trabajadores de los Servicios Comunales, a pesar de la falta de recursos, el panorama se revirtió y los vertederos fueron erradicados. Bien por los abnegados trabajadores de la limpieza y la higiene.
Ahora corresponde a los vecinos exigir que no arrojen desechos sólidos y basura a la orilla de las vías y en al río, acción irresponsable que contribuye a la degradación ambiental y atenta contra la salud de las personas.
Reiteramos que la conciencia y la educación son herramientas esenciales en esta lucha. Los vertederos no crecen únicamente por la falta de recogida de desechos por parte de Servicios Comunales; la indisciplina social, la falta de supervisión, el desinterés comunitario y la ausencia de una convocatoria clara a los ciudadanos para transformar el entorno también son causas de peso.
Para erradicar estos basureros que empañan la imagen de Camagüey no solo urge intensificar acciones profilácticas, sino la aplicación de medidas drásticas contra aquellos que infrinjan las normas de higiene urbana.
Cabe puntualizar igualmente que cada uno de nosotros tenemos la obligación de contribuir a la recuperación del orgullo de vivir en una ciudad limpia y hermosa. La transformación de la urbe principeña inicia con pequeños cambios en el comportamiento diario, con un profundo respeto por la casa grande. (Texto: Lázaro David Najarro Pujol/Radio Camagüey) (Foto: Internet)