Radio Cadena Agramonte emisiora de Camagüey
Por Arailaisy Rosabal García/ Colaboradora de Radio Cadena Agramonte.
Quienes ya peinan canas aseguran que tal como se despida un año, así será el siguiente. Tal vez por eso los cubanos todos se empeñan en festejar cada 31 de diciembre rodeados de la familia, de la gente que más quiere, aunque no haya un lechón asado por medio.
De cualquier manera, lo cierto es que el advenimiento de un nuevo año trae consigo siempre un repaso de los buenos y no tan gratos sucesos que signaron los 12 meses que terminan, y es también el momento que aprovechan muchos para pedir “hasta a María Santísima” que los 365 días que están por venir sean mejores que los que acaban.
Por eso, cuando este lunes el reloj marcó las 12 de la noche, no fueron pocos los que vistieron alguna prenda roja para recibir el 2013 atrayendo la suerte, la prosperidad y sobre todo el amor. Otros, por el contrario, lanzaron un cubo de agua puertas afuera para despojarse de todo “lo malo”, en tanto algunos agarraron una maleta y le dieron una vuelta a la manzana para que el año que ya estrenamos sea próspero en viajes.
Son esos algunos de los rituales que acostumbran a hacer los cubanos el último día del último mes y que también forman parte de otras culturas. Y no es que los pobladores de esta tierra seamos gente supersticiosa, sino que más bien nos empeñamos en mantener una tradición que ha estado presente en el imaginario popular por mucho tiempo.
Pero en Cuba, desde hace ya casi cinco décadas, la llegada de enero tiene doble trascendencia. Justo el primer día del mes la Revolución está de cumpleaños, y entonces, a las súplicas personales, se une siempre el deseo colectivo de que en el año que llega este país siga “echando pa´lante”.
Y en efecto, este 2013, como se ha anunciado, será el de mayor importancia e impacto en la actualización del modelo económico cubano. Tras un 2012 arduo en la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social –ahí está la aprobación del Decreto Ley 300 sobre la ampliación del número de caballerías para la entrega de tierras en usufructo, la aprobación de la Ley Tributaria y las modificaciones a la Ley Migratoria-, es de suponer que el año entrante implique mucho trabajo.
Además de velar por el desarrollo lógico de todas estas disposiciones, en el 2013 se avanzará en los estudios para la unificación monetaria y cambiaria, continuará flexibilizándose y ampliándose el trabajo por cuenta propia, se comenzará a reordenar el comercio mayorista, a aumentar la autonomía, potestades y autosustentabilidad de la empresa estatal, y lo más trascendente: elaborar la primera versión de la conceptualización teórica del actual modelo de desarrollo económico y social.
Camagüey, propiamente, en el nuevo año deberá continuar esforzándose en la recuperación del sector agropecuario, principal renglón de la economía lugareña que, aunque en los últimos meses reporta un crecimiento, todavía los índices y la calidad de la producción son insuficientes.
En un reciente análisis de los resultados económicos de la provincia en el 2012, se reconoció la tendencia al crecimiento en algunas actividades esenciales, en tanto se incumplió el plan de las producciones físicas, a la larga, lo que hace visible para la población la recuperación de la economía.
Por tanto, urge, tal y como dijera el primer secretario del Partido Comunista de Cuba en la provincia, Jorge Luis Tapia Fonseca, meditar sobre cómo hacer que Camagüey acelere su desarrollo para mejorar la economía y los servicios.
Los agramontinos deberán también mantener una constante vigilancia sobre la situación epidemiológica de la provincia, deteriorada considerablemente en el último semestre del año, a causa de la combinación de efectos naturales como el excesivo calor, la alta humedad y las lluvias, errores humanos e insuficiente percepción de riesgo por parte de la población.
El 2013, antesala inmediata del aniversario 500 de la ciudad de Camagüey, será también un año importante en el rescate y embellecimiento del entorno público, que ya deja ver algunos cambios para bien.
Ciertamente los próximos 12 meses serán desafiantes, pero los cubanos estamos acostumbrados a “no tenerla fácil”, a crecernos ante cada reto que nos impone la vida lejos de amilanarnos, a trabajar, y duro.
No hay dudas: el 2013 que acaba de estrenarse es un año de retos.
