Por Luis Enrique Perdomo Silva
Hace algunos festivales atrás, el entonces no tan joven Nicolás Guillén, anduvo por Moscú, como parte de la delegación cubana que asistió al VI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en el verano de 1957.
El cantor de la Revolución, fue víctima de los avatares de aquellos tiempos, y se vio precisado a cuidar su integridad física, junto a los 49 paisanos que visitaron la otrora primera nación comunista, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
En la cita juvenil de Moscú, participaron 34 000 delegados de 131 países, bajo el lema “Por la paz y la amistad”, consigna similar a la empleada en Varsovia dos años atrás, en 1955.
A 48 años de aquella cita, la voz antiimperialista del también Poeta Nacional, estuvo representada en la delegación camagüeyana, que siguió resonando como un “Yo acuso” permanente al imperio yanqui.
Así, vislumbró una nueva Venezuela, muy distante a aquella que describe en las escenas de su poema “Barlovento”.
Nicolás Guillén, luego de aquel verano en Moscú cuando contempló los atardeceres rojos en la urbe del Kremlin, pudo divisar la aurora de enero del 59 en su bella Cuba. Lástima que hoy, luego del XVI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en la nueva Venezuela, no pueda contemplar el ALBA del tercer milenio.