Los festejos tradicionales camagüeyanos inician pasado un segundo de cada 24 de junio, instante en que comienza la propuesta, devenida complejo socio-cultural de excepcionales alcances: en ella se funden rasgos de la gastronomía, de la música, de la danza, de las costumbres y de la idiosincrasia lugareña, irrepetibles en otras comarcas cubanas.
La conga camagüeyana también es única en Cuba. No se golpea el tambor con las manos, sino con palos a manera de percutientes, ejemplo tácito de la heredad andaluza. Por otra parte, su sonido resulta especial y llamativo para los oídos acostumbrados a la enervante y tan generalizada conga de la parte más oriental del país, con la cual nada tiene que ver.