Alfredo Fuentes Pons, conocido como Fidelio Ponce de León, nació en Camagüey, a finales del siglo XIX.
Precisamente cuando el academicismo era la corriente que dominaba las artes plásticas en Cuba, Ponce fue el primero en combatir la rigidez y la inmovilidad de esta época.
En 1916 matriculó en San Alejandro, pero la escuela no significó ningún estímulo para su originalidad.
“Para que una obra sea realmente inmortal debe venir desde adentro, no ser una fría copia de la realidad. Así es mi estilo, yo no puedo imitar, ni repetir.
Yo necesito crear”, dijo. Se confundía con vagabundos y borrachos por su aspecto desaliñado, sin embargo la lucidez de su pensamiento logró causar la admiración de todo el que lo conoció.
Fue un vigoroso creador, de una imaginación y memoria inigualables, pero el alcohol y, más tarde la tuberculosis, menguaron su cuerpo.
Fidelio Ponce de León: el artista de los pinceles tristes