Toda vez que se visita una casona agramontina de antaño saltan a la vista, como fieles servidores que agasajan con dulce bienvenida a cuanto caminante arriba, los tradicionales arcos de medio punto, legado de la ingeniería civil románica, que en complicidad con los sistemas de aljibe, los soberbios tinajones y el verdor de las plantas ornamentales recrean la vista de los curiosos vencidos por la belleza doméstica lugareña(Texto: Jorge Enrique Fuentes Ruiz.Fotografía: Humberto Cid González.).