Por Jorge Enrique Fuentes Ruiz/Radio Cadena Agramonte.
La Radio Cubana arribó a su cumpleaños número 100. Muchas son las razones de los radialistas camagüeyanos para estar de júbilo. Los profesionales de este fascinante medio de comunicación se visten de gala en su centenario a lo largo y ancho de toda la Isla.
Por ende, a propósito de ser el actual calendario cómplice del referido aniversario cerrado en la mayor de Las Antillas, nos acercamos a la vida y obra de un perenne novio de la radio, hablamos pues de José Aurelio Martínez Estévez, protagonista imprescindible de la sexagenaria planta matriz de la tierra de El Mayor, esa que está siempre en el corazón del pueblo, Radio Cadena Agramonte, y quien desde esta trinchera ideológica apuesta aún por su vitalidad.
“Pepe Martínez", como se le conoce cariñosamente por todos, comentó que su inicio en la radio fue en el año 1968, “a raíz de una convocatoria de Cadena Agramonte para, mediante una prueba de aptitud muy rigurosa, captar locutores, en donde la exigencia suprema fue demostrar una adecuada capacidad de lectura, voz y dicción de cara al texto El Cantar de mio Cid, y bueno, aprobé”.
Añadió que aunque en el principio su objetivo era ser locutor, por disciplina a solicitud del centro laboral ingresó al Grupo dramático, y allí aprendió muchísimo con Nino Moncada y tuvo como paradigma en su formación inicial a Alejandro Lugo, prestigiosa figura del cine, la televisión y la radio, quien figuró durante un buen tiempo como su maestro de radialistas apasionados, y del cual vive eternamente agradecido.
El eterno novio de Radio Cadena Agramonte aseveró que su contacto con el mejor oficio del mundo, a decir de Gabriel García Márquez, vino después. Por influencia de Josefa Bracero, su compañera de trabajo, así como de familiares y amigos, decidió presentarse a las pruebas de ingreso para optar por el estudio de la carrera de Periodismo, y debido a sus satisfactorios resultados fue seleccionado en el año 1974. Previo a esta superación contaba con un primer año de Bachillerato y Comercio.
Confesó el también Premio Nacional de la Radio 2009 que aunque no ejerció como tal el periodismo, sí de forma indirecta en la dirección de programas, entre otras labores del mencionado medio se valió de los conocimientos de la Academia para perfeccionar su accionar y lograr esa sinergia entre los artistas y los profesionales de la palabra, complicidad imprescindible entre la programación variada e informativa, rutina productiva en fin de una emisora.
En cuanto a Radio Cadena Agramonte aseveró: “he sido un poco músico, poeta y loco. Estoy evaluado como locutor, actor, asesor y director. Ahora, de todas las funciones expuestas anteriormente, la de dirección es la que más me apasiona.
Montar el espectáculo sonoro desde mi mente, y concretarlo en la praxis como si dirigiera un filme, siempre representó un reto y en paralelo un regocijo tremendo. Si todo sale como debe, el slogan Sonido para ver se cumple a cabalidad, y en ello radica nuestro empeño, que es el de ustedes también, las nacientes generaciones”.
Como grabador, musicalizador, editor y efectista, Pepe Martínez se ha forjado a lo largo de sus más de 50 años de labor ininterrumpida. Y volviendo a la dirección de programas de radio sentenció que “los prefiere a todos”, y que no olvida a ninguno.
Espacios como En ambiente juvenil y Guardia Operativa, y "en este último fuimos seleccionados nacionalmente María Dolores Abín, mi actual esposa, Luis David Díaz Cuervo, y quien les habla, para radiarlo.
El Ministerio del Interior de la República de Cuba consideró que Camagüey merecía y ya tenía las condiciones creadas para desarrollar el referido policíaco radial. Comencé allí como director de programa, María Dolores Abín como asesora, y Luis David Díaz Cuervo como único escritor.
Salíamos los domingos semanalmente, y a pedido del pueblo y la creciente audiencia, se solicitó convertirlo en serie. Y bueno, con el apoyo del Ministerio del Interior y conociendo sus interioridades, las que se podían revelar públicamente, fuimos dominando poco a poco el psiquismo de los personajes, tanto el de los combatientes como el de los delincuentes y demás participantes de la trama, desentrañando en cada caso lo singular del drama y sus matices en cuestión.
Por cuestiones de problemas de salud tuve que en los venideros años recesar mis funciones de director del aludido espacio, y por razones de refuerzo, tuve que apoyar la labor de mi compañero Luis David Díaz Cuervo, y como atrevido que soy, escribí ocho series policiales, una novela y varios teatros radiales.
Y es cuando aprendí lo difícil que es crear las maneras de pensar, así como la correspondiente dramaturgia de los personajes en conflicto y con todo el hilo discursivo que amerita, desde un cerebro, el del escritor. Uno en el acto de conformar las historias debe poner en práctica la capacidad de ir tejiendo en paralelo el psiquismo de los actores, y en ese sentido construir el drama con todos los factores que conlleva.
En ambiente juvenil, como ya se deduce, un espacio dedicado a las temáticas de los pinos nuevos, y que me impactó y aún lo hace, y que comenzó en el año 1983, tuve que dejar de dirigirlo cuatro años después por la carga tan pesada de trabajo, entre ellas las obligaciones con la Defensa Civil, las Comisiones de evaluación, entre otras.
Y entonces, en el año 1998, por la ausencia de un colega, Alicia María Sosa Velázquez, entonces jefa de Programación, designó a María Dolores Abín como directora del espacio Guardia Operativa, y yo pasé a ser locutor y guionista del mismo, y con la salida de algunos compañeros y la entrada de otros a la producción, hemos llegado hasta hoy y permanecemos en la preferencia del pueblo.
El hecho de ostentar el Premio Nacional de la Radio concedido en el año 2009, entre otros lauros de las disímiles organizaciones políticas y de masas, sin faltarle a la modestia, me hace sentir alegre y agradecido, mas, no trabajo para acumular reconocimientos, pues mi principal móvil es ser útil.
Y así con el pasar de los años he sido privilegiado con el cariño y la admiración de la familia de radioyentes, no obstante, jamás desestimaré los agasajos, debido a que constituyen inspiración para la superación humana y profesional y el perfeccionamiento de la labor".
Sentenció José Aurelio Martínez Estévez, quien le llama "papá" al invicto Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, que "ahora que arribamos al centenario de la Radio Cubana tenemos más motivos para sacrificarnos por ella, dar lo mejor de nosotros, hacerla más partícipe del día a día de los lugareños, y que como un miembro más a lo interno de cada centro laboral, hogar, entre otros lugares a donde llegue, esté siempre presta a palpitar en el imaginario sociocultural".
No alcanzan las cuartillas para sintetizar la brillante trayectoria humana y profesional del camagüeyano radialista visceral José Aurelio Martínez Estévez. Su impronta quedó y vive perennemente entre nosotros.
Las nacientes generaciones amantes de la radio sabremos darle continuidad a su legado, imprescindible aún más en estos tiempos, cuando algunas personas por el vertiginoso ascenso de las tecnologías de la información y la comunicación suponen ilusamente que el referido medio pueda algún día desaparecer, y no sucederá, pues son más los que apuestan por su progreso a la luz de la contemporaneidad. (Foto del autor)