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Ciencia, Cambio climático impactos

La ciencia continúa mostrando el impacto de la actividad humana en el cambio climático


La Habana, 16 de junio.-- La revista Earth System Science Data (ESSD), que promueve la reutilización de datos de alta calidad en beneficio de las ciencias del sistema terrestre, publicó cifras actualizadas que evidencian el impacto y la influencia humana en el cambio climático.

El artículo, titulado “Indicadores del Cambio Climático a nivel global 2023: actualización anual del estado del sistema climático y la influencia humana”, revela que en la década de 2014–2023, el calentamiento global aumentó aproximadamente de 1,06 a 1,30°C, del cual de 1,0 a 1,4 °C fue causado por la humanidad. Además, el calentamiento promedio de un año, creció entre 1,1 a 1,7°C en 2023, con respecto a los años 1850–1900.

 La causa de estas altas cifras son las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), los cuales absorben y emiten radiación dentro del rango infrarrojo. Como consecuencia se crea el efecto invernadero, proceso atmosférico que evita el escape del calor de la Tierra al espacio.

A pesar de ello, “existe evidencia de que la tasa de incremento de las emisiones de CO2, que impulsa el cambio climático global, se ha ralentizado en la última década en comparación a los años 2000”, explica el documento.

El artículo también advierte que las emisiones generales fueron iguales en la década de 2013–2022, a la estimada el año anterior para 2012–2021, donde los gases que cuentan con base de combustible fósil representaron aproximadamente un 70 por ciento del total de los que afectaron en 2022, en comparación con otros grupos de GEI. Aunque la emisión del metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O) ha tenido un preocupante aumento desde 1970.

En cuanto a los gases fluorados (gases F) de agotamiento de ozono estratosféricos, familia de gases artificiales utilizados en diversas aplicaciones industriales, han reducido sustancialmente sus emisiones desde la década de 1990. Estos comenzaron a usarse a principios de 1990 para sustituir a las sustancias que agotan la capa de ozono. A su vez, se especifica que “la emisión de otros tipos F ha crecido mucho más rápido, aunque a niveles bajos, en comparación con otros GEI”.

Por su parte, las emisiones de todos los gases forzantes climáticos de vida corta (FCVC), que permanecen en la atmósfera durante un periodo de tiempo mucho más corto que el dióxido de carbono, pero con un potencial de calentamiento que puede ser mucho mayor, se redujeron en 2022, al compararse con el año 2019, pero, volvieron a crecer en 2023.

Las emisiones de dióxido de azufre (SO2), gas corrosivo que combinado con el vapor de agua presente en la atmósfera produce lluvia ácida, declinaron de 10,4 teragramos (Tg) de SOen 2019, a  3,0 Tg  en  2020 en los casos de los emitidos por causa de embarcaciones internacionales. Estas cifras se acercan a la reducción de 8,5 Tg esperada por la Organización Marítima Internacional, “aproximadamente un −80 por ciento del número de 2019, contando con una fase de tres meses en el periodo de los cambios por COVID-19”, como declara el artículo.

El texto se basa en una metodología similar a la utilizada por el  Grupo de Trabajo Uno del Sexto Informe de Evaluación (IE6) del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Recopila conjuntos de datos de monitoreo para producir estimaciones de indicadores climáticos clave: emisiones  y concentraciones de gases de efecto invernadero, desequilibrio energético de la Tierra, cambios en la temperatura de la superficie del planeta, calentamiento atribuido a las actividades humanas, etc.

El objetivo de este esfuerzo es poner a disposición del público indicadores climáticos globales confiables y actualizados anualmente, pues los reportes de la IPCC son publicados en intervalos de cinco a diez años. (Texto y foto: Marisol González Borrego/JT).


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