Camagüey, 20 jun.- Los pasillos del Hospital Provincial Universitario Manuel Ascunce Domenech en Camagüey son testigos de la dedicación, investigación y amor que el Dr. Raúl Enrique Romay Buitrago, especialista en angiología y cirugía vascular, ha brindado durante más de treinta años.
En su caminar pausa para intercambiar saludos con pacientes y familiares, quienes expresan su gratitud por la mejora en sus tratamientos. Sus colegas lo llaman profesor, un título que le otorgan con respeto y admiración, reconociendo su habilidad para combinar sabiduría con humildad.
Graduado en 1990 con una pasión innata por la cirugía, el Dr. Romay afirma que la angiología se ha convertido en su razón de vivir, impulsándolo a educar a generaciones de médicos en esta disciplina clínico-quirúrgica que le abrió sus puertas desde sus días como estudiante.
Cuando se le pregunta sobre lo más difícil y lo más gratificante de su profesión, reflexiona brevemente antes de responder, ya que una experiencia se deriva de la otra: “Para cualquier especialista, lo más desafiante es enfrentarse al fracaso, a la impotencia de no poder actuar en ciertos momentos; es extremadamente duro y frustrante cuando las herramientas a tu alcance no son suficientes para salvar una vida o mejorar significativamente la calidad de vida de un convaleciente”.
Sin embargo, su mayor satisfacción proviene del éxito, especialmente en los trasplantes, o cuando un enfermo mantiene una excelente calidad de vida durante años, con un buen peso, coloración y niveles de hemoglobina, o cuando logra salvar una extremidad, porque, como él dice, “es como volver a nacer”.
Consciente de los retos y dificultades, especialmente en una especialidad que a diario enfrenta la escasez de recursos debido al bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos, él y su equipo buscan constantemente alternativas.
Como coordinador provincial del Programa de Atención al Paciente con Úlcera del Pie Diabético y jefe del grupo provincial de angiología lidera varios proyectos de investigación que se traducen en bienestar para miles y que, a su vez, representan crecimiento personal y profesional.
No sorprende, entonces, que el Dr. Romay continúe comprometido con la salud, la ciencia y sus pacientes, aquellos que se detienen para estrechar su mano y ofrecer un sincero gracias, la recompensa más valiosa para este héroe en bata blanca. (Texto y foto: Gladys Dailyn Morera Cordero/Radio Cadena Agramonte)