Por Arailaisy Rosabal García/ Radio Cadena Agramonte.
lasy@rcagramonte.icrt.cuLa actividad artística desde los mismos inicios de la humanidad –entonces sin la pretensión de hacer arte, sino por su función práctica-, estuvo estrechamente ligada al desarrollo y la belleza de la vida terrenal. Cuando el hombre descubrió cuánto podía hacer con su talento creativo, lo estético poco a poco se fue imponiendo a lo utilitario.
Así pasó con el miniaturismo, una de las modalidades del arte de mayor delicadeza y sensibilidad. Los primeros indicios de miniaturas datan de la Edad Media, época en que se empleaban para la decoración de manuscritos. Con el tiempo, aunque entre altibajos, se convirtieron en una preciosa forma de hacer grande lo diminuto.
En Cuba, el movimiento alcanzó auge durante los siglos XIX y XX. Actualmente, después de algunos años sin causar mucho ruido, recobra fuerzas.
El pasado 2008, en la ciudad de Camagüey, vio la luz el Proyecto Colibrí, promovido por el ceramista Nazario Salazar, y que reúne a experimentados creadores, artistas naif, estudiantes de plástica y aficionados. La esencia, es representar mediante miniaturas la figura del Apóstol y su pensamiento, como una forma -a decir de Nazario- de honrar a quien nos enseñó a honrar a los demás; aunque también se hacen piezas de temas libres.
En apenas tres años, esta filial agramontina del Grupo Nacional de Miniaturistas, ha logrado distinguirse de sus similares, por el empleo de diversas técnicas: dibujo, pintura, escultura, muñequería, tallas en madera, cerámica, fotografía digital y acrílico.
Entre los proyectos que mantienen en vela a los miembros de “Colibrí”, sobresale la organización del Primer Salón Regional Oriental de Arte Miniaturista, auspiciado por la sede en Camagüey de la Sociedad Cultural José Martí, el Consejo Provincial de las Artes Plásticas en la Ciudad de los Tinajones y la dirección del Grupo de esa modalidad artística en la zona oriental.
Uno de los más jóvenes integrantes y fundador del “Colibrí” es Jorge Cabrero Sosa, estudiante de cuarto año de la especialidad de plástica en la Escuela de Instructores de Arte. Con él, intercambiamos preguntas y respuestas.
¿Por qué te insertaste en el Proyecto?
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Jorge Cabrero Sosa |
Porque es algo novedoso, pues aunque desde hace bastante tiempo que se practica en Cuba, se había perdido un poco, y ahora lo estamos rescatando con nuevas ideas y técnicas. Además, porque Martí es símbolo de inspiración para todos los cubanos, y quienes poseemos el don o la facilidad de hacer arte, casi tenemos la obligación o sentimos la necesidad de pintar a Martí, no como un retrato, sino sobre todo sus ideas.
¿Qué temáticas martianas te motivan más?
Muchas, desde personajes de la literatura, sus pensamientos, y su quehacer por la independencia de Cuba. Ya tengo tres obras: un óleo que representa el desembarco por Playitas junto a Gómez, el 11 de abril de 1895; un dibujo abstracto donde se simboliza una frase martiana sobre la educación, y otra pintura que recrea la muerte de Martí sobre un mapa geográfico de la Isla, como símbolo de su entrega por Cuba.
¿Qué te ha aportado tu incursión en el miniaturismo de “Colibrí”?
Ampliar mi horizonte como artista; antes solo dibujaba, o sea, estaba encerrado en un solo formato, y con el Proyecto me he visto obligado a incursionar en el óleo, a hacer miniaturas, que es algo sumamente difícil pero muy bonito y que te permite desarrollar otros elementos de las artes plásticas. Claro, también he tenido que estudiar a Martí, leer sus obras, la historia de su vida, todo cuanto sea posible, para poder traducir en arte su pensamiento.