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La victoria de Girón: dirigentes en primera línea


La Habana, 20 abr.- Tras el comienzo del ataque por bahía de Cochinos, bastaron menos de 72 horas para que fuera procalamada, el 19 de abril de 1961, la victoria sobre las fuerzas invasoras. Uno de los factores decisivos en el triunfo fue el protagonismo asumido por los principales líderes de la Revolución. 

Habían pasado dos años desde que la guerra contra Fulgencio Batista había culminado. Muchos de los oficiales del Ejército Rebelde, otrora insurreccional, ocupaban en 1961 importantes responsabilidades político−militares dentro del Gobierno Revolucionario. Sin embargo, ellos no escogieron la seguridad de sus oficinas ni dirigieron el contraataque desde la distancia, sino que estuvieron en posiciones de combate avanzadas, no tan usual en jefes de su jerarquía. 

Por ejemplo, Efijenio Ameijeiras, jefe de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), marchó al frente de un batallón de este cuerpo hacia la zona del combate, en el sur de Matanzas. Lo acompañó Samuel Rodríguez, segundo jefe de la PNR y también veterano de la Sierra Maestra. La tropa dirigida por Efijenio Ameijeiras y Samuel Rodríguez resultó determinante para la victoria, “fue la que más bajas tuvo y la que libró uno de los más sangrientos combates”, según narrara el propio Ameijeiras al periodista Ciro Bianchi, en 1988.

Pedro Miret había sido asaltante del cuartel Moncada y un destacado dirigente en los tiempos de la guerra contra la tiranía. Durante el enfrentamiento a los mercenarios en abril de 1961, encabezó la artillería revolucionaria. Su rol al mando de estas armas devino crucial en la estrategia defensiva y luego ofensiva contra la que se dio en llamar Brigada 2506.

Todo parece indicar que fue el sentido del deber lo que guió la iniciativa de varios veteranos del Ejército Rebelde al encuentro con el enemigo, a veces, incluso, sin haber recibido orientaciones concretas. Fue el caso de Víctor Dreke, entonces capitán de las Fuerzas Armadas. Él se hallaba junto a su chofer cuando tuvo noticias del desembarco y decidió incorporarse a los combates. En el camino se encontró a unos milicianos, enfrentados a unos paracaidistas que intentaban cerrar un pedazo de carretera. Tras contactar con la dirección del recién fundado Ejército Central, no antes, recibió órdenes de Raúl Menéndez Tomassevich, uno de los principales oficiales en ese Estado Mayor, de permanecer en aquella posición, al frente de la pequeña tropa. Dreke cayó herido, al adelantarse en un jeep a su grupo y a los tanques que llegaron después. Esto forma parte de testimonios narrados por el histórico luchador a quien escribe. 

Al recordar los hechos que conllevaron a la victoria en playa Girón, no podrían dejar de mencionarse los aportes del entonces capitán José Ramón Fernández, conocido por sus contemporáneos y en la historia de Cuba como El Gallego Fernández. Era un militar de carrera y sufrió el presidio por conspirar contra Batista. Cuando la brigada contrarrevolucionaria desembarcó en la bahía de Cochinos, este oficial de las Fuerzas Armadas cubanas fungía como director de la escuela de responsables de milicias, en Matanzas. Al frente de sus subordinados y aprendices, fue uno de los primeros en chocar con los invasores. La tropa bajo las órdenes de El Gallego Fernández desempeñó un rol vital en la contención temprana de la Brigada 2506. Una vez paralizado el avance enemigo, el militar de origen ibérico figuró como un principal estratega de la ofensiva cubana. 

Y aunque no fue el único dirigente relevante que se puso a sí mismo a las líneas de fuego, la figura de Fidel Castro en el tanque de guerra en las arenas de Girón ha trascendido como uno de los principales símbolos de la épica revolucionaria de aquellos días. Oficialmente ostentaba la investidura de primer ministro; pero no se limitó a emitir órdenes y recibir partes de guerra desde algún despacho o puesto de mando remoto mientras el resto de los militares libraban la batalla. 

De acuerdo con una biografía escrita por la investigadora Katiuska Blanco, después de recibir informaciones sobre el desembarco en bahía de Cochinos e impartir sus primeras instrucciones desde La Habana, el Comandante en Jefe marchó con una columna, el 17 de abril, al frente de guerra. Transitó por la ciudad de Matanzas y sucesivamente recorrió Limonar, Coliseo, Jovellanos, Jagüey Grande, hasta llegar, en la tarde de ese mismo día, al central Australia, paso obligado de Jagüey Grande a Girón. Solo cesó en sus actividades militares cuando la invasión fue aniquilada.   

Así, la victoria nacional en bahía de Cochinos se debió, entre otros factores, a la convicción con que campesinos, jóvenes, milicianos, policías y miembros del Ejército Rebelde asumieron su lugar en la contienda y al ejemplo en vivo de quienes habían hecho  triunfar la Revolución y ahora la defendían en primera línea.  (Texto: Ariel Pazos/ Cubasí) (Foto: Cubasí)


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