Reino Unido, 1ro. may.- Un equipo internacional de científicos ha empleado una innovadora técnica de detección para descubrir Eos, una colosal nube de hidrógeno situada a solo 300 años luz de la Tierra.
Eos había permanecido oculta cerca del sistema solar hasta que la nueva tecnología usada por los investigadores logró detectar su débil brillo ultravioleta.
Esta nube es una de las estructuras más grandes jamás observadas en el espacio y de las más cercanas a la Tierra y al Sol. Eos tiene forma de media luna.
Está situada en el borde de la Burbuja Local que abarca nuestro sistema solar y los científicos estiman que tiene unas 40 lunas de diámetro y una masa aproximadamente 3.400 veces la del Sol.
“Esto abre nuevas posibilidades para el estudio del universo molecular”, explica Blakesley Burkhart, profesor del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad Rutgers y director del equipo de investigación que ha publicado sus resultados recientemente en la revista Nature Astronomy.
La técnica creada por el equipo ha permitido ver por primera vez una nube molecular en el espacio.
A pesar de su enorme tamaño y relativa proximidad a la Tierra, la nube ha pasado inadvertida durante tanto tiempo porque en su mayor parte está compuesta de ‘CO-oscura’.
Esto quiere decir que carece del monóxido de carbono que se suele utilizar para identificar este tipo de estructuras mediante observaciones convencionales de radio e infrarrojos, asegura el equipo.
Esta característica la hizo completamente invisible a los métodos de detección tradicionales. Sin embargo, la técnica de detección creada por los investigadores se sale de lo convencional.
El equipo usó los datos de un espectrógrafo del ultravioleta lejano llamado FIMS-SPEAR, que llevan disponibles desde 2023. Burkhart se topó con ellos por casualidad.
“Era como si estuviera esperando a ser descubierto”, señaló el investigador.
La técnica de detección descubierta en esta investigación podría cambiar radicalmente nuestra comprensión del universo.
“El uso de la técnica de emisión de fluorescencia en el ultravioleta lejano podría reescribir nuestra comprensión del medio interestelar, descubriendo nubes ocultas en toda la galaxia e incluso hasta los límites más lejanos detectables del amanecer cósmico”, asegura Thavisha Dharmawardena, investigadora de la Universidad de Nueva York y coautora del estudio. (Texto y Foto: Cubasí)