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Camagüey, niño, parálisis cerebral infantil, limitación física, educación, enseñanza especial, inclusión social

Un sueño hecho realidad (+ Fotos y Audio)


Camagüey, 30 jun.- Rudy Canto es un niño que nació prematuro lo que trajo consigo una parálisis cerebral infantil (PCI). Sus padres, al saber que Rudy tendría una limitación física, creyeron que el hijo no podría tener una vida como los demás.

Con el paso del tiempo a su familia se le presentó la oportunidad de insertarlo en la escuela primaria Julio Sanguily, del reparto Lenin, en la ciudad de Camagüey.

Todo esto es gracias a las leyes que implementó el Gobierno cubano como el Código de las Familias, la Constitución de la República de Cuba y la Ley General de Educación para garantizar que todos los ciudadanos tengan los mismos deberes y derechos, sin importar origen étnico, creencias religiosas o limitaciones físicas.

De sueños y esperanzas

La Constitución de la República establece en su artículo No.42 el derecho de todas las personas a la educación, sin discriminación alguna, incluyendo a quienes tienen limitaciones físicas. En tanto la Ley General de Educación No.121 del 2019 regula el sistema educativo cubano y establece principios de inclusión, reconoce la necesidad de atender la diversidad y asegurar que todos tengan acceso a la formación.

A la edad de cuatro años el Centro de Diagnósticos y Orientación (CDO) dictaminó que Rudy Canto podía ingresar a la escuela especial Ignacio Agramonte Loynaz, donde cursó las vías no formales, desarrollando habilidades motoras y su intelecto. Tras ese periodo los avances que logró posibilitaron su inserción en la enseñanza regular, por lo que se traslada a la escuela primaria Julio Sanguily, cerca de su lugar de residencia.

“Al principio sentía temor porque no sabía cómo iba a ser aceptado por parte de compañeritos y profesores, sin embargo desde el primer día en su nueva escuela Rudy sintió una alegría al ver a los nuevos amigos. Enseguida establecieron una relación de amistad, todos actuaron como si siempre hubiesen estado juntos”, expresa la madre al hablar con alegría sobre la llegada de su niño a su nueva escuela.

El proceso de adaptación fue paulatino pues estaba acostumbrado a otros métodos de enseñanza, por lo que se decidió que empezara asistiendo una vez a la semana, hasta que resultó todo un éxito para los maestros y familiares.

“Mis compañeros me incluyen en todas las actividades que se realizan en la escuela, los maestros me cuidan, me apoyan para que yo me sienta uno más del grupo”, expresó el pequeño refiriéndose a la relación que mantiene en la escuela.

La maestra, junto con la metodóloga y la dirección de la escuela, buscaron varias alternativas para evaluarlo, como hacerle preguntas orales, y tienen en cuenta la calidad de las respuestas, no la de ejercicios que logre responder.

Al conversar con la maestra de Rudy comentó que fue todo un reto porque nunca había trabajado con un infante con limitaciones físicas, pero con el transcurso del tiempo se adaptó y tomó un grupo de alternativas para que se sintiera como un alumno más de la institución.

La escuela primaria Julio Sanguily cuenta con una experiencia en la inclusión de estudiantes con limitaciones físicas, recibió a dos alumnos con dicha condición, en ambos casos se cumplieron los objetivos trazados por el centro, desarrollar sus intelectos y que se sientan parte del grupo e integrados a las actividades del centro. (Texto: Roger Ariel Díaz Sánchez/estudiante de Periodismo) (Fotos: cortesía de los entrevistados)


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