La Habana, 25 ago.- Temprano, bien temprano, desde el pasado 20 de agosto, llegan a los Bancos de todo el país los abuelos y abuelas, los jubilados antes de la Tarea Ordenamiento, los hombres y mujeres que trabajaron por más de 30 años en la construcción de nuestro proceso social y económico y hoy están acogidos a la seguridad social.
Arriban confiados de que podrán sacar todo el dinero en efectivo y un poco más alegres porque su chequera ha sido incrementada ahora en mil 528 pesos (CUP) hasta llegar en algunos casos al tope de cuatro mil CUP. Por supuesto, bien sabemos que ese monto no es una solución definitiva para los actuales precios del mercado, pero les permitirá oxigenar en algo su dura economía familiar.
La mayor trascendencia de la noticia es que más de un millón y medio de jubilados fueron favorecidos y que respondió a un reclamo no solo de ese sector poblacional y sus descendientes desde hace ya varios años, sino también de toda una sociedad que considera a esos hombres y mujeres como los horcones del trabajo honrado y fiel.
Habrá que pensar en cuántos beneficios más podremos seguirles dando mientras la inflación siga su ola. ¿Acaso rebajas de precios en medicamentos, subsidios a productos alimenticios y hasta preferencias para adquirir entradas a espectáculos culturales o deportivos, por solo citar ejemplos, no pudieran sumarse y así rendiría mejor ese incremento monetario?
Nunca debiéramos renunciar como nación al concepto de que olvidar el pasado es hipotecar el futuro. Por eso en estos días, cuando han llegado o lleguen a los Bancos, no debe faltar el saludo, la sonrisa y la satisfacción de que estamos atendiendo a parte de nuestra familia. Cuba es eso también. Y no debemos desmayar. Eso son nuestros jubilados, los que nos trajeron hasta aquí. (Trabajadores Digital) (Foto: Tomada de Internet)