La Ciudad de los Tinajones despierta cada mañana cuando el sol apenas roza los tejados y el río Hatibonico se despereza entre murmullos de agua y pasos tempranos.
El puente sobre uno de los afluentes de la urbe principeña, testigo de todas las generaciones de agramontinos que la habitaron, se convierte en arteria viva: por él cruzan estudiantes con mochilas llenas de sueños, obreros con el día en la frente y abuelas que saludan con la ternura de siempre. (Texto y foto: Lilian Conde Blanco/Radio Cadena Agramonte)