Italia, 4 oct.- Italia fue escenario este viernes de una masiva movilización social que combinó una huelga nacional con protestas callejeras en las principales ciudades, expresando solidaridad con la flotilla humanitaria Global Sumud, detenida por Israel cuando se dirigía a Gaza, y canalizando un fuerte rechazo hacia la política exterior del gobierno de Giorgia Meloni.
La jornada de paro, convocada por el mayor sindicato del país, la CGIL, sacó a la calle a una multitud de manifestantes que, portando banderas palestinas y pancartas, llenaron las plazas para condenar la acción israelí y, de paso, exigir a la primera ministra ultraderechista la ruptura inmediata de los lazos con el Estado hebreo. La CGIL afirmó que la participación superó los dos millones de personas en un centenar de localidades, una cifra que el Ministerio del Interior contradijo tajantemente, reduciéndola a 396 400 asistentes en 29 concentraciones.
Las calles de Roma presenciaron una gran columna humana que avanzó desde la plaza Vittorio Emanuele hasta la estación de Termini. Maurizio Landini, secretario general de la CGIL, proclamó que la gente se congregaba para “defender el honor de Italia”, diciendo “sí a la solidaridad, no al genocidio, sí a la hermandad”. Mientras la policía cuantificó a más de 80 000 asistentes en la capital, el sindicato elevó la cifra a alrededor de 300 000.
En Milán, la manifestación, que el sindicato calculó en 100 000 personas, comenzó con el himno “Bella Ciao” y coreó consignas como “Israel fascista” e “Israel Estado terrorista”. Escenas similares se repitieron en Venecia, Turín y Florencia, donde los protestantes bloquearon el tráfico ferroviario, escalaron vallas y ocuparon vías. Los bloqueos se extendieron a otros puntos críticos: en Vicenza se interrumpió el peaje de la autopista A4, en Nápoles se cortó el tráfico y se bloqueó el puerto, y en Pisa las marchas colapsaron las arterias principales.
La jornada estuvo marcada por episodios de tensión en ciudades como Bolonia y Milán, donde los manifestantes se enfrentaron a la policía antidisturbios, que respondió con gases lacrimógenos y cargas. El Ministerio del Interior reportó 55 agentes heridos, y su titular, Matteo Piantedosi, acusó al sindicato de “llamar a la revuelta social”.
Desde el corazón de las protestas, las voces de los manifestantes fueron contundentes. Alexia, en Roma, denunció a EFE la “hipocresía” de un gobierno “cómplice” que apoya económicamente y con armas a Israel. Otra protestante, Bianca, encendió una bengala con los colores palestinos y exigió que el ejecutivo de Meloni “tome una posición firme” y cancele “todos los acuerdos que Italia tiene con Israel”. A estas críticas se sumó Angelo Bonelli, líder de Alianza Verde e Izquierda, quien acusó a la primera ministra de ignorar por completo “la violencia de Netanyahu”.
El paro provocó un severo impacto en la movilidad, con cancelaciones y retrasos generalizados en el tráfico aéreo, ferroviario y local. La estación de Termini en Roma operó con retrasos de hasta 80 minutos y accesos acordonados. La convocatoria fue doble: una huelga iniciada la noche anterior y otra de la CGIL y el sindicato USB, que, aunque fue declarada ilegal por la Comisión de Garantía, no fue bloqueada por el ministro de Transporte, Matteo Salvini. Estas movilizaciones se suman a una ola de protestas universitarias, con ocupaciones en centros de Roma, Milán, Padua y Bolonia. (Texto y Foto: Cubadebate)