La Habana, 12 oct.- El presidente Fidel Castro Ruz concibió la colaboración médica de Cuba con otras naciones en 1963 y dejó sentadas las bases de una obra humana de alcance internacional que perdura hasta nuestros días mediante las brigadas médicas cubanas en el exterior.
Desde entonces, más de 605 mil profesionales de la salud, incluidos médicos, enfermeras, técnicos y auxiliares, han cumplido misiones en 165 países donde realizaron 17 millones de intervenciones quirúrgicas, más de 1 900 millones de consultas y atendido a más de 2 300 millones de pacientes. En total, han salvado la vida de unos 12 millones de personas.
Sin embargo, a pesar de estos asombrosos resultados los médicos cubanos son objeto de constantes presiones y campañas de descrédito por el gobierno de Estados Unidos. La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Fundación Nacional para la Democracia (NED) no escatiman esfuerzos ni recursos financieros para afectar el prestigio del sistema de salud cubano.
En esas campañas difamatorias, los enemigos de la Revolución argumentan que las autoridades cubanas “imponen a sus médicos injustas medidas como la retención de salarios, la restricción de movimientos y diferentes tipos de coacciones”. Por si fuera poco, afirman que los médicos cubanos son sometidos a métodos de “esclavitud moderna” y “trabajos forzosos”.
Esta guerra mediática no es nueva en el accionar subversivo de los Estados Unidos contra la Revolución cubana. Persigue el propósito de evitar la satisfacción de las necesidades del pueblo, a partir de cortar la entrada de divisas al país, como recomendó en 1960 el subsecretario de Estado yanqui Lester Mallory:
“Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
En 1994, ante la apertura de Cuba a la inversión extranjera para recuperar la economía después de la caída del campo socialista europeo y la desintegración de la URSS, Estados Unidos quiso utilizar los llamados Principios Arcos. El propósito era presionar a las empresas extranjeras para que le exigieran al Gobierno de Cuba cumplir con “normas básicas de derechos humanos y laborales de validez universal”, según los valores de las sociedades capitalistas.
Entre estos estaban “no aceptar la contratación de los trabajadores por agencias intermediarias estatales para las empresas inversoras extranjeras y la confiscación de una parte sustancial del salario de los trabajadores de las empresas con inversiones extranjeras en Cuba”.
Es el mismo fin, privar al Estado de las divisas necesarias que se emplean en el mantenimiento del sistema de salud y de educación gratuitos, la práctica masiva del deporte y el desarrollo de un programa de cultura para el disfrute del pueblo, más otras acciones en beneficio de la población, muy diferente a las sociedades capitalistas donde la medicina es un lucrativo negocio.
Una de las iniciativas más mezquinas elaboradas por Estados Unidos en su obsesión por destruir el sistema médico, fue el “Cuban Medical Professional Parole”, puesto en vigor en septiembre del año 2006 para incitar a los integrantes de las brigadas médicas a desertar de las misiones donde prestaban servicios, principalmente en Venezuela, Nicaragua y Bolivia.
Dicho programa subversivo estuvo coordinado por el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional, con el apoyo, directo o indirecto, de los grandes medios de comunicación y la gran prensa.
A pesar de esa cruzada en su contra, las brigadas médicas cubanas cuentan con reconocimiento internacional por su eficiencia en el enfrentamiento al Ébola, la Covid-19, el Cólera y el Dengue Hemorrágico, entre otras enfermedades.
Durante la pandemia de la Covid-19, los médicos cubanos estuvieron presentes en más de 40 países y trabajaron en condiciones muy difíciles por diferentes contextos sociales, culturales y lingüísticos, incluso en circunstancias climatológicas adversas y en regiones remotas de difícil acceso, pero convencidos de lo que representa la salud para esos pueblos.
Sobreponiéndose a las limitaciones materiales impuestas por el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, el sistema de formación de profesionales de la salud cubano ha graduado unos 27 mil estudiantes de medicina de 90 países de Europa, Asia, África, América Latina y el Medio Oriente, incluido los Estados Unidos.
Reconocimiento especial tienen los claustros de profesores de la Escuela Latinoamericana de Medicina y de las Facultades que funcionan en las provincias de la Isla. Ante estos datos vale preguntar ¿alguna otra nación en la historia de la humanidad ha hecho algo similar?
El 19 de septiembre de 2005 en el coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana, en un emotivo acto presidido por Fidel Castro, quedó oficialmente constituido el Contingente Internacional “Henry Reeve”, con médicos especializados en situaciones de desastre y graves epidemias.
Para esa fecha el devastador huracán “Katrina” había azotado varias localidades de Estados Unidos y Fidel le propuso al gobierno yanqui enviar de inmediato 1,500 médicos cubanos capacitados para ayudar a su población, pero la Administración de George W. Bush rechazó la propuesta. En esa ocasión los médicos cubanos no pudieron colaborar con los ciudadanos estadounidenses, pero partieron hacia otras tierras en las que dejaron una huella imborrable.
La USAID financió varios centros de subversión política e ideológica y proyectos de prensa, para desatar campañas de propaganda subversiva contra las brigadas médicas cubanas. En 2019 celebraron un evento titulado “acontecimientos sobre abusos en misiones médicas cubanas en el exterior” en el centro de prensa internacional de la Organización de Naciones Unidas en Nueva York.
En diciembre de ese mismo año la agencia francesa de prensa, AFP, publicó un artículo donde varios médicos cubanos desertores expresaron en una sesión de la Organización de Estados Americanos (OEA), que la labor realizada por las brigadas médicas cubanas “era presa de una esclavitud moderna por parte del gobierno cubano”, con el fin de desprestigiar la labor humanitaria e impedir la entrada de dinero a Cuba.
Esos desertores presentaron en la Corte Federal de Miami una demanda fraudulenta contra funcionarios de la Organización Panamericana de la Salud, por el supuesto papel de intermediarios en el “Programa más médicos” de Cuba.
En 2020 la fundación digital News Association (ADN Cuba) recibió 3 millones 72 mil 123 dólares de la USAID. La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FDHC) recibió dos millones de dólares para invertir en los denominados “Programas de democracia en Cuba”, para supuestos medios independientes y el flujo libre de información, haciendo énfasis en tratar de desacreditar a los médicos cubanos.
Ese programa renovó un fondo previo de 1,5 millones de dólares que asignó la USAID a la agrupación ADN Cuba durante el período 2022-2024. Dicho presupuesto está vigente desde el 1ro de octubre de 2023 hasta el 30 de septiembre de 2025.
Antes de la congelación de los fondos ejecutado por Donald Trump al asumir la presidencia, no se sabía exactamente en qué se había empleado el dinero y al hacer el balance del presupuesto gastado, se conoció que la FDHC solo había justificado 723,631 dólares desde su sede en Florida.
Se conoce que la USAID articuló a través de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, (FDHC), un programa subversivo contra las brigadas médicas cubanas en América Latina, principalmente en Brasil, México y Guatemala. El programa estuvo dirigido contra el desempeño de las brigadas médicas cubanas principalmente en Brasil, pues era una de las naciones donde había más médicos cubanos.
Entre los principales objetivos de este programa subversivo están:
Parte de las acciones de este programa subversivo financiado por la USAID, incluyó un presupuesto para que la FDHC subcontratara a organizaciones integradas por elementos contrarrevolucionarios cubanos en América Latina. La asesoría de los programas contra los médicos cubanos estuvo a cargo de los miembros de la FDHC, Milena del Río do Valle y Hugo Antonio Acha. Estas personas se trazaron como objetivo amplificar campañas nocivas contra las misiones cubanas de colaboración médica, así como potenciar agrupaciones que pudieran brindar sus testimonios para engrosar un expediente con falsas pruebas contra Cuba.
En el 2023 el programa continuó con la licitación abierta por la USAID para cubrir los gastos de su actividad contra las brigadas médicas cubanas. Previamente la USAID había financiado a la Fundación Víctimas del Comunismo, con más de tres millones de dólares para el desarrollo de acciones contra el personal de salud cubano que prestaba servicios en diferentes países. La USAID había otorgado financiamiento a los principales centros de subversión política e ideológica y a otros proyectos de prensa, dirigidos a desprestigiar a las brigadas médicas cubanas.
El dinero asignado por la USAID fue utilizado para promover la deserción de médicos cubanos, por indicación expresa del congresista Mario Díaz-Balart y la aprobación del senador Marco Rubio.
Por su parte, la organización “Green Cross Team” incrementó una intensa campaña mediática a través de juegos electrónicos y redes sociales, con el fin de promover la deserción de miembros de las brigadas médicas cubanas en América Latina, especialmente en México.
Año 2024
El 17 de junio de 2024 realizaron una reunión en la sede de la FDHC en Miami, encabezada por el presidente de esa Fundación Antonio Costa, con el objetivo de organizar varios encuentros con parlamentarios europeos y lograr el suficiente apoyo para incrementar las campañas contra Cuba en esa instancia internacional.
Al día siguiente se financió un encuentro académico celebrado en la Universidad Internacional de Florida (FIU), con el título “lucha contra el trabajo forzoso en las brigadas médicas cubanas”. Ese evento sin precedentes, intentó reunir expertos en el tema y las “supuestas víctimas” de las brigadas médicas cubanas, brindándole un acompañamiento académico a este programa subversivo.
En septiembre de 2024 la FDHC organizó un seminario internacional titulado “Autoritarismos y derechos humanos en América Latina, con énfasis en Cuba”, realizado en la Universidad Federal de Goias, en la ciudad brasileña de Goiania, al que asistieron directivos de centros subversivos anticubanos como Freedom House.
Además, participaron como contratistas por la NED el colombiano Sergio Ángel Baquero del programa Cuba de la “Universidad Sergio Arboleda” y Magdelivia Hidalgo García de la FDHC, entre otros elementos anticubanos. Las acciones ejecutadas sirvieron de excusa para reportar gastos, atribuir resultados a la USAID y ejecutar la mayor cantidad del financiamiento entregado antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, de noviembre 2024.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), engendro anticubano radicado en España, recibió un millón 450,048 dólares, vigente hasta el 30 de septiembre de 2025, proyecto certificado en el contexto de los “programas de asistencia exterior”. Dicho presupuesto fue aprobado desde el 1ro de octubre de 2022 y utilizado en sus sedes de España y Panamá.
Por su parte, el OCDH conformó una coalición contra las brigadas médicas cubanas, aliándose con los grupos contrarrevolucionarios fabricados en el exterior por los Servicios Especiales de Estados Unidos, entre ellos: CADAL, CUBALEX, Cuba Decide, Archivo Cuba, Red Femenina de Cuba, Instituto Británico de Derecho Internacional y Comparado, Gremio médicos cubanos libres, Civil Rights Defender, People in Need, Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC) y el Instituto Cubano por la libertad de expresión y prensa (ICLEP).
Esa “coalición” integrada por una docena de organizaciones, sin apoyo interno en la Isla y construidas como parte de la estrategia subversiva contra la Revolución cubana, elaboró unos denominados “informes de incidencia”, que tratan sobre el supuesto “trabajo forzoso que se impone en las brigadas médicas cubanas”. El fin es cortar toda entrada de dinero a Cuba, para ahogar económicamente a la Revolución y exponerla como un estado fallido.
El 30 de septiembre de 2024 la USAID aprobó otro presupuesto de 1,1 millón de dólares a la organización contrarrevolucionaria ADN Cuba, con fecha límite de contrato para el 29 de septiembre de 2026. El objetivo es promover más información nociva sobre Cuba, incluida la sistemática difamación contra los médicos cubanos que prestan servicios en diferentes naciones.
Durante la Administración de Joe Biden se manifestó una creciente actividad de la USAID y la NED con los grupos anticubanos en Miami, que financiaron proyectos para tratar de potenciar el denominado “periodismo independiente” dentro del territorio cubano, e incrementar el financiamiento para actuar contra las brigadas médicas cubanas, mediante la divulgación de noticias falsas y campañas de descrédito a escala internacional, aprovechando las posibilidades que brindan Internet y las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones.
En este proceso subversivo están incluidos: la CIA y su Grupo de Acción Política (GAP) del Centro de Actividades Especiales, el Departamento de Estado, el Grupo Fuerza de Tarea en Internet creado en 2018-2019 y el Grupo Operativo de Internet para la subversión en Cuba aprobado el 23 de enero del 2018 por el Departamento de Estado, para subvertir el orden interno en Cuba bajo las directrices aprobadas por el presidente Donald Trump, en su memorando presidencial del 16 de junio del 2017.
Ese grupo lo integran representantes del gobierno, entidades “No Gubernamentales”, como la USAID, Freedom House, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y el Buró de Transmisiones hacia Cuba, responsable de Radio y TV Martí. En ese período el financiamiento de la USAID procedió de la oficina regional de América Latina y el Caribe, aplicado por su oficina de gestión de adquisiciones y asistencia.
Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en 2025, después de la etapa inicial de recortes financieros e incremento de los aranceles a todas las naciones del planeta y la desintegración de la USAID, el trabajo fue retomado por el Departamento de Estado dirigido por Marco Rubio y se continúa sufragando económicamente el programa contra las brigadas médicas cubanas, dirigido a privar al gobierno revolucionario de los millones de dólares que ingresan anualmente por esa vía.
El programa subversivo contra Cuba ha causado mucho daño a las naciones que reciben esa asistencia médica, porque carecen de suficientes médicos, enfermeras y técnicos de la salud, a pesar de ser países que mantienen relaciones diplomáticas, militares, políticas, económicas y comerciales con Estados Unidos.
Todo forma parte de un diseño cuidadosamente estructurado, con el objetivo de presionar a los gobiernos que necesitan los servicios médicos, para que no acepten bajo ningún concepto la colaboración de las brigadas médicas cubanas.
A pesar de las fuertes presiones políticas y económicas, incluida la gira realizada recientemente por el Caribe de Marco Rubio como Secretario de Estado, la mayoría de esas naciones se mantienen firmes, porque sus gobernantes y la población han comprobado la calidad profesional y el humanismo que caracteriza al personal de salud pública cubana, dos cualidades que no abundan en muchas naciones, incluso en Estados Unidos donde la salud pública es un negocio muy lucrativo.
Cuba responde a las solicitudes de colaboración médica que con todo derecho le formulan los gobiernos que carecen de una infraestructura eficiente para combatir enfermedades que afectan la salud y dañan la calidad de vida de sus ciudadanos. Cuba envía médicos y no bombas como hace Estados Unidos.
Quienes se niegan a rechazar la presencia médica cubana, son sancionados por Estados Unidos con diferentes medidas como la restricción de visados y presiones diplomáticas contra quienes solicitan los servicios de salud cubanos.
Noventa brigadas del Contingente “Henry Reeve”, integradas por unos 13,498 especialistas, han prestado servicios en 55 países, atendido a más de ocho millones de personas y salvaron la vida a más de 166 mil seres humanos, lo cual es un argumento suficiente para acallar las campañas subversivas contra las brigadas médicas cubanas. (Texto y Foto: Cubadebate)