Camagüey, 9 oct.- En Camagüey la atención a las personas que viven con VIH/Sida trasciende el simple cumplimiento de protocolos clínicos para convertirse en un acto de amor y solidaridad. Al frente de esta labor humanitaria se encuentra el Dr. Miguel Obedience Tan, especialista en Medicina General Integral y coordinador municipal del programa, quien personifica la dedicación de numerosos profesionales comprometidos con esta causa. Su trabajo es el corazón de un sistema que busca, incansablemente, que ninguna persona quede excluida o desatendida.
La jornada comienza al amanecer. En la sala de atención del Policlínico de Previsora en la capital agramontina las paredes han sido testigos silenciosos de historias llenas de dudas y, en ocasiones, de miedo. Miguel no llega solo con su bata y conocimientos; lleva consigo una mochila llena de paciencia, escucha activa, coordinación con los servicios sociales y una vigilancia constante sobre los tratamientos y sus posibles efectos secundarios. “No solo tratamos una infección, tratamos una vida”, es su lema no escrito. Por ello, cada cita se convierte en una conversación profunda para comprender temores, costumbres y realidades.
Desde 2003, Obedience Tan ha sido testigo de una verdadera revolución terapéutica. Los antirretrovirales actuales son muy diferentes a los de hace dos décadas: son más potentes, mejor tolerados, con regímenes simplificados a una o dos pastillas diarias y con efectos secundarios significativamente menores. Esto ha transformado la infección por VIH de una sentencia de muerte a una condición de vida manejable, acercándola a la normalidad.
Un objetivo central en cada consulta es lograr una carga viral indetectable. Esto significa que la cantidad de virus en la sangre es tan baja que no puede ser detectada. La importancia de esto es doble: protege el sistema inmunológico del paciente y, de manera crucial, elimina prácticamente el riesgo de transmisión sexual. Este logro no solo representa un avance médico, sino también un pasaporte hacia una vida sin el temor constante a contagiar a otros. Para Miguel, la verdadera victoria es que cada persona se vaya de la consulta con la seguridad de que puede disfrutar de la vida con menos obstáculos, acompañado de su medicación y confianza.
Pero el trabajo de Obedience Tan no se limita a una consulta médica. Es parte de una red de apoyo que se construye con disciplina y compromiso. Organiza talleres para promover la adherencia al tratamiento y se dedica a la educación constante en prevención. “La lucha contra el VIH no es solo médica; también es social y cultural”, afirma, consciente de que el estigma representa un enemigo tan difícil de vencer como el propio virus.
Vivir con VIH en 2025 significa, ante todo, vivir con dignidad. Esto implica contar con información veraz y contar con un sistema de salud que acompaña a los pacientes en cada etapa, garantizando el acceso a pruebas, tratamientos y un seguimiento psicosocial que fortalece su resiliencia.
La prevención también ha avanzado. Para quienes tienen un riesgo elevado de exposición, existe la Profilaxis Pre-Exposición (PrEP), una pastilla diaria que, tomada de manera constante, ofrece una alta protección. Además, en casos de exposición accidental, está la Profilaxis Post-Exposición (PEP), un tratamiento de 28 días que debe iniciarse preferiblemente dentro de las 72 horas posteriores al riesgo. Estas herramientas modernas son escudos efectivos en una batalla que se libra en múltiples frentes.
El consejo práctico en Camagüey es claro: promover la educación comunitaria para eliminar los estigmas asociados al VIH. Es fundamental garantizar el acceso universal a las pruebas, fortalecer las redes de apoyo y promover la adherencia al tratamiento mediante recordatorios y acompañamiento cercano. Cada persona que logra mantenerse saludable y con su carga viral suprimida es un testimonio del éxito de este modelo de atención.
Al caer la tarde, Miguel observa desde la ventana de su consulta la ciudad que late afuera. Sabe que su lucha es silenciosa, librada en consultorios y hogares, con pastillas y palabras de aliento. Pero cada historia de superación, cada vida recuperada y normalizada, confirma que en Camagüey, la atención al VIH es, en esencia, una labor de entrega y profunda solidaridad humana. (Maykel Torres La Rosa/Radio Cadena Agramonte) (Fotos: Del autor y cortesía de la Unidad de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades (Prosalud) en Camagüey