
Ciudad de Guatemala, 27 dic.- A orillas del majestuoso lago de Atitlán figura hoy un pedacito de Cuba, como de otros países, en la Calle de las Banderas, en San Pedro La Laguna, departamento de Sololá, Guatemala.
Ese símbolo nos conectó inmediatamente con la isla, nuestra historia, los recuerdos personales, nos despertó a la vez orgullo y nostalgia, expresaron a Prensa Latina unos visitantes de la mayor de las Antillas en la tierra del quetzal.
También sentimos una sensación de acompañamiento, como si una parte de nuestra casa se manifestara en este lugar, al recordar quiénes somos y de dónde venimos, confesaron además tras su paso por ese emblemático espacio peatonal.
Al mismo tiempo, acotaron, la presencia de esas enseñas en otro país representa reconocimiento y respeto de las culturas, un puente, hospitalidad y conexión humana, subrayaron.
Con seguridad ese fue uno de los objetivos de la municipalidad al inaugurar en julio pasado tal zona, paralela a la vía principal, rincón comunitario y turístico, entre murales coloridos.
Cercana al embarcadero de San Pedro La Laguna, la Calle de las Banderas significa apertura y amabilidad, unidad, diversidad, identidad, entre otras.
En el proyecto, impulsado por la comunidad local, especialmente por el Consejo Comunitario de Desarrollo Urbano y Rural del cantón Chuasanahí, destacó el trabajo colectivo y la participación ciudadana.
Según añadieron medios de prensa, se juntaron vecinos y comerciantes para instalar los estandartes nacionales, pintar murales y darle vida al espacio, desde entonces de los más fotografiados por los que llegan desde muchos rincones.
Aparte de las banderas, el área se emplea como festival de murales y arte, lo cual fortalece la creatividad de los habitantes del cantón Chuasaní, quienes preservan la lengua, tradiciones y la organización ancestral del pueblo.
Muestra siempre, de acuerdo con declaraciones recogidas por esta agencia, la hospitalidad de los maya tz’utujil (asentados en ese región del suroccidente chapín) y su apertura hacia el mundo entero.
La calle, con restaurantes, cafés y tiendas de artesanía, es uno de los principales puntos de partida para subir el Volcán San Pedro, una caminata que ofrece una vista impresionante del lago desde las alturas.
Ese sector geográfico reúne raíces, colores y un pueblo que rinde homenaje a los tejedores, artistas, agricultores y al diálogo, a pesar de cualquier diferencia. (Texto y foto: PL)