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Guáimaro y la originalidad de la Revolución cubana


Por María Julia Mayoral/ Tomado de Granma.

En Guáimaro nació una tradición que es originalidad del proceso revolucionario cubano; temprano en la lucha los insurrectos se dan instituciones representativas, adoptan una Constitución.

La Asamblea Constituyente celebrada allí, a partir del 10 de abril de 1869, y su código resultante, expusieron el espíritu unitario que empezaba a construirse como alma y poder de la nación que somos.


Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, aprecia aquel acontecimiento en su continuidad y superación.

“Independientemente de lo que pueda opinarse sobre algunos de sus resultados, Guáimaro es un primer intento de unidad. No se trata, distingue Alarcón, de una convención convocada por organización o movimiento preexistente. Se habían producido una serie de alzamientos para combatir por la independencia en Oriente, Camagüey y en lugares de Las Villas, pero los grupos carecían de vinculación orgánica, eran portadores de concepciones distintas acerca de la conducción de la lucha y de la estructura que se le debería dar a la República”.

"Impresiona, entonces, el modo en que enfrentan aquella situación compleja, con una forma realmente democrática: se sientan a discutir para llegar a consenso. Tres veces más hasta el término del dominio colonial español, volverán a dar vida a constituciones mambisas”.  

“La Asamblea de Guáimaro, pondera Alarcón, legisló no sólo en relación con la solución de la guerra, sino también, con la vida civil y la organización de la futura sociedad. El territorio liberado adquirió todas las características de un estado organizado, aunque fuera trashumante”.
"Rasgo distintivo de esa convención es también su modo de hacerse. En ella intervienen personas que no son delegados. Conocido es el caso de Ana Betancourt, quien aboga por los derechos de las mujeres. En cambio, la famosa constitución de Filadelfia (la de Estados Unidos) fue aprobada por unas docenas de personas en un local cerrado.

"En Guáimaro, Martí lo describe de manera conmovedora en el periódico Patria, la Asamblea va a la plaza pública, para dar cabida a todos los que quisieran, y ahí encontramos otra tradición cubana: la participación de la gente más allá de sus representantes."

“Sin embargo, advierte Alarcón, no podemos entender ese proceso sin saber que ocurre en un momento en que todavía no tenemos nación ni pueblo cubanos conformados, cuya partera será la propia guerra. Más allá de las deficiencias se logra una República en Armas, que va a convertir en realidad la letra de los principios fijados. En ella llegan a ocupar responsabilidades prominentes individuos que eran esclavos en el momento de iniciarse la guerra. Salvo en Haití, no se encuentra nada parecido en la historia de las revoluciones de nuestro hemisferio”.

"Aquellos patriotas crearon un sentido ejemplar de respeto a las instituciones y normas que ellos se dieron, incluso hasta en los peores momentos o errores, como lo fue la destitución de Céspedes, quien acata la decisión sin oponerse. Aún en ese desenlace extremo, ni al Padre de la Patria ni a nadie se le ocurrió quebrar la unidad revolucionaria".

Trasladar a las condiciones de guerra la concepción liberal burguesa de la separación de poderes puede considerarse un error refrendado en Guáimaro, pero el Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular sostiene que ese esquema resulta igualmente muy discutible en condiciones de paz. "La concepción defendida por hombres como Céspedes de la no división de poderes, pero sí de funciones, nosotros la rescatamos definitivamente después de 1959 con la Revolución triunfante".

Pese a las justas críticas históricas, "el texto constitucional de abril de 1869 supera en buena distancia al de Filadelfia que reconocía en su letra la esclavitud, y a casi todos los vigentes en aquella época en nuestro hemisferio. En Guáimaro se reitera el concepto cespedista desde el inicio en la Demajagua: la Revolución no podía ser sino una revolución social, profundamente radical. No bastaba con liberarse de España, era preciso demoler el régimen esclavista”.

"Y luego, cuando la Cámara de Representantes aprueba el Reglamento de Libertos, que coartaba esa igualdad, Céspedes lo deroga de un plumazo mediante decreto". Y habrá que esperar mucho tiempo, hasta el siglo XX, para que en las llamadas democracias occidentales se reconozca la igualdad civil y política de las personas. En Estados Unidos no fue formalmente hasta 1964, con la Ley de Derecho Civil, luego de grandes luchas”, comenta el Presidente del Parlamento.

“Decir que el nacimiento de la República cubana, responde Alarcón, fue en Bayamo o en Guáimaro es un tanto lenguaje poético, porque en ese momento se está creando la nación, se está formando el pueblo, y ¿cómo puede haber estado-nación sin pueblo? El pueblo cubano va a surgir de esa Guerra de los 10 años. Una de las cosas más importantes de Guáimaro es que se está reconociendo ese sueño por el cual se peleará hasta la muerte, donde todos somos iguales y cada ciudadano es un combatiente de la Revolución.”
 
"¿Qué es una república? ¿Es cuando tenemos una constitución? Hubo en Bayamo y demarcaciones vecinas durante varios meses a partir del 10 de octubre del 1868, un período con poder revolucionario cubano establecido, con gobierno, en el cual por primera vez estuvieron negros, mulatos, un obrero. Se legislaba..., lo que no existía era Cámara y Ejecutivo, porque esa no era la concepción de Céspedes. En aquel territorio libre se organizó la vida civil, tenía hasta un periódico, El Cubano Libre, había representantes que se reunían con el pueblo en los barrios para discutir la marcha de la guerra, las medidas para eliminar la esclavitud.

"Contaban con himno, bandera, relación entre ciudadanos y dirigentes, como lo que hoy llamamos rendición de cuenta. En El Cubano Libre, si usamos los términos actuales, hay crónicas de las reuniones de los delegados con los electores, en las cuales la gente opina y hace propuestas".
No es de extrañar entonces que Estados Unidos en su primera intervención en Cuba tuviera en el plano civil y político como primera prioridad, asegurar una legislación electoral que cerrara lo más posible las posibilidades a los negros, a los pobres.

"Este era un país donde en las zonas liberadas había un nivel de participación, de ejercicio de los derechos por parte de los humildes que no existía en ningún lugar del mundo. Ellos (los ocupantes) no se iban a ir de aquí para dejar que aquella República en Armas se convirtiera en República Nacional”.

"Por tanto, ignoran la Cámara, la legalidad cubana forjada en combate sin par durante 30 años, porque tenía un carácter democrático y popular inadmisible entonces para Estados Unidos, como lo es hoy todavía. Ha transcurrido más de un siglo, pero Estados Unidos es el mismo, esperando el momento oportuno para apoderarse de Cuba, de arrasar con su pueblo, con su Revolución".


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