Por Lucilo Tejera Díaz/ AIN.
Al comienzo de 1958 varios hechos hicieron vislumbrar que ese año sería decisivo en la lucha del pueblo cubano para triunfar sobre la tiranía sanguinaria y proimperialista del dictador Fulgencio Batista.
La lucha armada en las montañas del oriente de Cuba y clandestina en las ciudades, lideradas por Fidel Castro y el Movimiento 26 de Julio, cobraba auge y se asestaban duros golpes al régimen, aunque con una cuota elevada de mártires por la furia de la represión.
Agrupados en el Directorio Revolucionario (DR) 13 de Marzo, los jóvenes universitarios cumplían el compromiso contraído por su jefe, José Antonio Echeverría, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, con Fidel en México meses antes de la salida de la expedición del yate Granma, de participar unidas ambas organizaciones revolucionarias en la lucha por la libertad de la Patria.
El asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957 por fuerzas del Directorio constituyó un ejemplo de la decisión de llevar los objetivos revolucionarios hasta sus últimas consecuencias.
La acción militar para ajusticiar al tirano no tuvo éxito, y como consecuencia la dirección del DR perdió a valiosos combatientes, entre ellos el propio José Antonio. Pero la agrupación siguió en su empeño revolucionario, y varios de sus integrantes exiliados en Estados Unidos se prepararon en secreto para regresar a Cuba y sumarse a la lucha armada.
El propósito principal era abrir un nuevo frente guerrillero en el centro de la Isla, en el macizo montañoso de la cordillera de Guamuhaya, en la antigua provincia de Las Villas.
Corría el 31 de enero de 1958 cuando partió de la ciudad de Miami una expedición a bordo del yate alquilado Scapade, con varios combatientes y armas para la creación de la columna rebelde y apoyar con medios el clandestinaje en La Habana.
Organizada la acción por Faure Chomón, integrante de la dirección del DR y uno de los asaltantes del Palacio Presidencial, entre los expedicionarios se encontraban Eduardo García Lavandero, asesinado semanas después en la capital del país por fuerzas policiales, y Gustavo Machín Hoed de Beche, uno de los cubanos caídos en Bolivia en 1967 como miembro de la guerrilla internacionalista del Comandante Ernesto "Che" Guevara.
Luego de algunos contratiempos, el Scapade llegó a su destino en un punto de Las Bahamas, al norte de Camagüey, donde fueron trasbordados hombres y pertrechos al barco pesquero San Rafael.
Esta embarcación navegó al sur y entró a la Bahía de Nuevitas. Ya en la rada ocurrió un nuevo trasbordo al también pesquero Yaloven, el cual se trasladó hasta un muelle en el poblado playero de Santa Rita, a unos dos kilómetros del centro de la urbe.
Era el ocho de febrero, allí el alijo se llevó hasta un camión de recogida de leche que de inmediato inició viaje a la ciudad camagüeyana. Los hombres salieron poco después en automóviles.
Ya en esa urbe una parte de las armas fueron trasladadas a La Habana por ferrocarril, y por la carretera central las que iban junto a los combatientes para la serranía de Guamuhaya, generalmente conocida por Escambray, que es parte de ella.
A pesar de la complejidad de la operación y de la cantidad de personas que intervinieron en ella, el régimen no detectó en ningún momento la expedición ni las acciones posteriores hasta conseguir su fin de integrarse a la lucha guerrillera en el centro de la ínsula. Resultó otro ejemplo de abnegación revolucionaria y compromiso con la Patria.