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El recuerdo de Mella, aún en Camagüey


Por Adolfo Silva Silva/ AIN

Julio Antonio MellaElla lo miró una vez más mientras le ordenaba el cabello ensortijado, y él, cautivo otra vez por las conmociones del amor, la besó ardientemente.

Atrás quedaba un viaje largo y lento desde La Habana, pero ellos apenas repararon en la incomodidad del trayecto hacia la ciudad natal de ella, en el verano de 1924. Y les sobraban razones para el regocijo, pues llegaban con el propósito de disfrutar su luna de miel.

Eran la camagüeyana Olivia "Olivín" Zaldívar Freyre y el habanero Nicanor Mc Partland, quien inmortalizado entró en la historia como Julio Antonio Mella.

Así comenzaba, en los albores del matrimonio, una de las tantas huellas poco difundidas públicamente de los vínculos entre Camagüey y uno de los fundadores de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y del primer Partido Marxista-Leninista cubano.

La luna de miel transcurrió compartida entre la señorial casa propiedad de los padres de la esposa y en la de sus abuelos paternos, situadas, respectivamente, en la Avenida de los Mártires y en la calle López Recio.

De aquella estancia en una de las primeras localidades fundadas por los españoles en América, el joven capitalino testimonió los atractivos arquitectónicos, profusos en construcciones coloniales, y la amabilidad y cultura de sus habitantes.

Gozosos de los días felices vividos en el oriental territorio, ambos retornaron a la capital, donde se habían conocido como alumnos de la Universidad de La Habana.

La síntesis perfecta

Mella prosiguió su inclaudicable combate, y devino, según expresiones de Pablo de la Torriente Brau, "...síntesis perfecta de la audacia y la abnegación en la lucha por la justicia social y el ejemplo formidable de lo que debe ser un hombre revolucionario".

Olivín lo siguió acompañando en el amor y en la batalla por un mundo mejor. Sobrevino la necesaria partida de Mella a México, tras la libertad bajo fianza después de la huelga de hambre que casi lo fulmina.

Contra él aumentaba por minutos la inminencia del asesinato, al cual lo tenían condenado el dictador Gerardo Machado y sus secuaces. Embarazada, la cónyuge viajó poco tiempo más tarde a reunirse con su perseguido amado.

Allá compartió penurias, el dolor de la muerte del hijo en el parto, y las nuevas penurias para criar a una hija igualmente nacida en el país centroamericano.

Olivín volvió con la niña definitivamente a Cuba. No resistió la lacerante prueba. El 10 de enero de 1929 pistoleros al servicio de Machado asesinaron a Mella por la noche, mientras caminaba por una calle de la capital azteca, donde el joven antillano llegó a ser miembro del Comité Central del Partido Comunista de México y de forma interina, secretario general de esa organización.

"Muero por la Revolución", fueron sus últimas palabras. Lo acompañaba la italiana Tina Modotti, luchadora revolucionaria, fotógrafa, actriz cinematográfica y modelo. A ambos también los unían vínculos sentimentales.

El crimen provocó una profunda depresión a Olivín, cuyas declaraciones contribuyeron a esclarecer el hecho, exonerar a Tina de las falsas acusaciones de complicidad en el delito, y definir la culpabilidad de la dictadura machadista.

En 1930, el doctor Joaquín Biosca Giroud, juez municipal de Camagüey, suscribió el documento para avalar que Olivia Zaldívar Freyre era la viuda de Nicanor Mc Partland, conocido públicamente como Julio Antonio Mella.

Así quedaba certificada, jurídicamente en la región camagüeyana, la existencia de Julio Antonio Mella, en respuesta a uno de los acápites de la solicitud presentada ante un tribunal por la viuda, ya doctora en Derecho.

Olivín falleció en los Estados Unidos, donde vivía en un asilo de ancianos y a su mente la castigaban las incoherencias. Fue el trágico final de quien amó a Mella con una contradictoria mezcla de pasión e incomprensiones.

Otros hitos camagüeyanos

El quinto aniversario de su asesinato fue conmemorado con una velada el 10 de enero de 1934 en el camagüeyano teatro Guerrero. En la ciudad, además, residieron familiares del héroe por la rama paterna.

La principal biblioteca de la provincia y otros establecimientos del territorio llevan el nombre del patriota, y una de las copias de la mascarilla tomada a su cadáver está en la Universidad local.

(*) Entre las fuentes consultadas para la redacción de este texto se incluyó el libro Hasta que llegue el tiempo, de Adys Cupull y Froilán González.


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