Por Adolfo Silva Silva
"De creer a mi abuela tanto como al registro civil, yo vine al mundo en una casa que era accesoria de la del número 2 ½, en la calle de San Ignacio, ahora de los Hermanos Agüero, en la muy antigua y (entonces) muy reaccionaria ciudad de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey".
Así, con sencillez y humorismo, Nicolás Guillén Batista evocó referencias a su nacimiento, en la capital de una provincia a la cual siempre lo unió, aun en la distancia física, un amor entrañable, imperecedero y proclamado con orgullo en conductas y palabras.
El natalicio ocurrió el 10 de julio de 1902, en una vivienda pequeña y modesta, cercana a la calle en la actualidad denominada Salvador Cisneros, durante varios siglos la más importante de la localidad.
Hijo de Juan Nicolás Guillén, periodista y senador, e Isabel Argelia Batista, ama de casa, comenzó a forjar en su juventud en el terruño natal dos vocaciones intelectuales que acrisolaron el compromiso con su pueblo y lo condujeron a la fama: la poesía y el periodismo.
Huellas de aquellos inicios dejó, entre otras publicaciones de la ciudad, mediante poemas en la revistas Camagüey Gráfico y Lis, y con su labor reporteril en la sección Pisto Manchego, del diario El Camagüeyano.
En 1921 matriculó la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana, pero la abandonó al año y retornó a Camagüey.
A fines de 1926 marchó a residir a la capital del país, donde continuó la labor periodística y en 1930 publicó Motivos de son, poemario causante de un escándalo literario apreciado por la crítica especializada y el público.
Guillén hacía penetrar el son en la poesía como una forma rítmica apoyada en la visión de la gracia, el color y la explotada vida del negro cubano.
Así empezaba la consagración de su inextinguible primavera poética.
Después surgieron de su cerebro y corazón otras obras también antológicas como Sóngoro cosongo, West Indies Ltd., Cantos para soldados y sones para turistas, España.
Poema en cuatro angustias y una esperanza, El son entero, Elegía a Jesús Menéndez, La paloma de vuelo popular, Elegía camagüeyana, Tengo, Poemas de amor, El gran zoo, La rueda dentada, Che Comandante, y El diario que a diario.
No faltaron en su capacidad creadora expresiones trascendentes además fuera de los versos, entre ellas, los textos periodísticos reunidos en Prosa de prisa, y los pasajes autobiográficos de Páginas vueltas.
Fue y es el Poeta Nacional de Cuba. Conquistó con sobrados méritos ese atributo, reconocido por especialistas y el pueblo. La maestría estilística, técnica, estética y de contenido selló su lirismo apasionado y contundente, en una enorme variedad de temas.
En sus letras monumentales reflejó las dos grandes fuentes nutricias de la sociedad y la cultura de la isla, manifiestas en la piel y en el espíritu guillenianos: el mestizaje del abuelo blanco y del abuelo negro.
Su legado literario es una síntesis de la cubanía y una confluencia de lo culto y lo popular. Constituye asimismo un baluarte de connotación universal que entre otros componentes tiene el distintivo de haberlo convertido en uno de los fundadores y en el principal exponente de la lírica cubana con profundo contenido social, y en uno de los más importantes bardos de habla española.
Nicolás Guillén, militante comunista durante 52 años, puso su talento al servicio de la patria, en una huella imperecedera de coincidencia de lo más genuino de la cultura nacional con los más puros ideales políticos y sociales de Cuba.
Viajero incansable, visitó países de América, Europa, África y Asia, recibió una gran cantidad de estímulos en la mayor de las Antillas y en el exterior, y obras suyas han sido publicadas en disímiles áreas del mundo.
Fue miembro del Comité Nacional del Partido Socialista Popular y, hasta su fallecimiento --el 17 de julio de 1989--, del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, y presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, entidad que encabezó desde su fundación en 1961.
Obtuvo múltiples condecoraciones otorgadas en la isla y en el extranjero, incluidas las órdenes José Martí --la de más alto nivel que confiere el Consejo de Estado-- y la Félix Varela de Primer Grado, ambas impuestas por el Comandante en Jefe Fidel Castro.
Fragmentos de la Elegía camagüeyana expresan:
Vengo de andar y aquí me quedo,
con mi pueblo.
vengo con mis recuerdos,
vengo con mis heridas y mis versos (...)
Vengo de andar y aquí me hundo, en esta espuma.
Vengo de andar y aquí me tiendo, en esta hierba.
Esa es, por encima de una fervorosa declaración de amor por su ciudad natal, el testimonio del compromiso de Nicolás Guillén con su pueblo y su patria, de los cuales ha sido uno de sus hijos más entrañables.