Por Jorge Smith (Prensa Latina)*
El restaurante Hurón Azul, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), brinda un variado menú con los platos preferidos del fundador de esta institución, el poeta Nicolás Guillén, un hombre que como todo artista feliz hacía gala de hedonismo gastronómico.
"Tengo, vamos a ver, tengo, lo que tenía que tener", decía el orgulloso bardo ante la llegada de los guerrilleros que, comandados por Fidel Castro, pusieron patas arribas el viejo régimen de prebendas para el rico, el blanco y de nuevo el rico.
Cuentan que fue al autor de Motivos del Son a quien se le ocurrió la idea de abrir un restaurante-cafetería en ese lugar y, cuando le preguntaron con cuál nombre bautizarlo, sugirió uno que rememoraba jocosamente sus días parisienses, y que hoy nadie recuerda.
Extendida la encuesta al resto de los escritores y artistas surgió el de Hurón Azul, en homenaje al gran pintor cubano Carlos Enríquez, quien poseyó un estudio-vivienda en la periferia de la capital cubana, nombrado de esa forma en alusión a sus ensoñaciones tras las sesiones de ron.
La cafetería se convirtió después en restaurante y el joven chef Luis Enrique Oliva Morales asumió la jefatura de ese pequeño inmueble que recuerda las fondas típicas que poblaron La Habana de los años 30, 40 y 50.
Con una concepción diferente sobre el papel de los culinarios en las sociedades, y sobre todo en la cubana, Morales centró toda su atención en el menú.
La orquesta Aragón, recordó, cantó a Los tamalitos de Olga, Arsenio Rodríguez hablaba del "quimbombó que resbala...”, Ignacio Piñeiro decía "échale salsita". Son muchos los exponentes de la presencia de las artes culinarias en el arte del país".
También rememora aquellos hermosos versos de Guillén:
Perdonad al poeta desdoblado en gastrónomo...
Mas quiero
que me digáis si allá (junto al puchero,
la fabada tal vez o la munyeta),
lograsteis decorar nuestros manteles
con blanco arroz y oscuro picadillo,
orondos huevos fritos con tomate,
el solemne aguacate
y el rubicundo plátano amarillo...
El Hurón azul le rinde honor en su carta al creador y encabeza su espléndido menú con los platos preferidos del cantor de El Gran Zoo:
#1
Blanco arroz
oscuro picadillo,
orondos huevos fritos con
tomate,
el solemne aguacate
y el rubicundo plátano
amarillo.
#2
Gordo tasajo y cristalina
yuca
de esa que llaman en Brasil
mandioca
#3
...cubano
guiso de camarones,
o la tibia ensalada,
ante la cual espárragos
ebúrneos (...)
Según doctos varones en
cocina
(...)
No son nada
La carta de este restaurante insólito es un obra de arte. Su conceptualización, diseño e ilustraciones lleva los nombres de Mireya Crespo, Iván González y Vladimir Valdés, todos muy identificados con el sabor cubano y universal (como diría Guillén) que debe estar unido a la más íntima convicción del artista.
Las otras piezas de este menú hablan por si solas: Vitral de frutas tropicales Amelia, dedicado a la pintora cubana Amelia Peláez; Jugo de fruta natural Vale la pena, en homenaje a un popular programa de la televisión; Entremés 24 X segundo, también por un espacio de cine de la pequeña pantalla.
El ajiaco criollo Don Fernando Ortiz no sólo nos remite al considerado "tercer descubridor de Cuba" sino a las razones de tal calificativo: "hacer visible al negro". Combina viandas torneadas con carnes y caldos concentrados y, si se degusta al día siguiente, como la tortilla española, se puede saborear mejor.
Potaje Mambí Elpidio Valdés, por el famoso personaje de los dibujos animados creado por Juan Padrón. Filete o rueda de pescado Vigía (rememoranza de Ernest Hemingway, el esquivo vecino de San Francisco de Paula), o Pollo brujo Pena del Ambia, dedicado al gurú africano y poeta Eloy Machado.
El Pollo frito En tiempos de boleros es el plato que preside las noches del género de los sentimientos, a cargo del escritor Aldo Baquero; en tanto El negro está cocinando (canción del disco Van Van is Here, ganador de un Grammy) es Masas de cerdo, con yuca y mojo criollo.
Todavía hay más, pero está la coctelería que incluye tragos como Rapto de las mulatas y La jungla, en homenaje a célebres cuadros de pintores como Carlos Enríquez y Wifredo Lam; Aire frío (título de la obra teatral de Virgilio Piñera), y Añejo Carpentier, que recuerda al creador de El reino de este mundo.
Hurón azul propicia, sobre todo, el conocimiento de las reminiscencias culinarias que salpimentan o hacen explícito el tinte agridulce de 500 años de cultura cubana.
*El autor es periodista de la redacción cultural de Prensa Latina.