Por Pedro Paneque Ruiz/Radio Cadena Agramonte.
"Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre", dijo José Martí. Y esa máxima presidió todos los actos de la gesta libertaria que por fin trajo la definitiva independencia a Cuba, liderada por Fidel Castro, quien desde el asalto al Moncada respetó siempre los derechos de humanidad del enemigo.
Sin embargo, el dictador Fulgencio Batista y sus testaferros acudieron a cuanta patraña fuera posible para asesinar al Líder revolucionario; después de masacrar a un gran número de sus compañeros de lucha, y violando los más elementales derechos humanos, ensangrentaron a Cuba de una punta a otra llevando el luto a más de 20 mil familias.
Tal barbarie acrecentó una meridiana conducta de respeto para con sus semejantes, y desde la Sierra Maestra el Comandante en Jefe Fidel Castro dictó normas, que tras el triunfo de enero de 1959 se convirtieron en Ley para la Nación y patrón de conducta de todo un pueblo.
Y es así que Cuba se erige hoy ante el mundo, como referencia de respeto de los derechos humanos y es signataria de la Declaración Universal en ese sentido.
Cuba destaca en el cumplimiento de los derechos económicos, sociales y culturales, en el área de la salud y la educación fundamentalmente. El país fue el primero en América Latina en declarase libre de analfabetismo y actualmente contribuye, y ha contribuido, a la eliminación de ese flagelo en otros países.
Muchas realidades dignifican la observancia de los derechos humanos en la mayor isla de Las Antillas, que exhibe la tasa de mortalidad infantil más baja de América, inferior a la de países desarrollados del área como Estados Unidos y Canadá, en tanto el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) clasifica a Cuba como el único país latinoamericano sin desnutrición infantil, mientras su desempeño ambiental está entre los 10 mejores del mundo, siendo solo comparable con naciones altamente desarrolladas.
Aquí, no obstante las criminales acciones del bloqueo norteamericano, que impiden acceder a materias primas o productos de primera generación, se mantienes programas de vacunación para el 100% de los niños, quienes son protegidos contra 13 enfermedades, y se han erradicado otras nueve.
Todo ello es posible por la existencia de un esquema de atención primaria que mediante consultorios con médicos y enfermeras de la familia brindan una atención integral con consultas, interconsultas, labor de terreno e ingreso en el hogar.
Muchas más verdades muestran a Cuba como avanzada de los derechos humanos, cuando su población goza de una esperanza de vida por encima de los 77 años, que la ubica dentro del 25 % de la población del mundo que puede aspirar a vivir ese tiempo.
Existen diversas organizaciones que dan razón de logros de la Revolución Cubana en materia Derechos Humanos, y durante el congreso de ese tema en las Naciones Unidas, celebrado en junio de 2009, se reconoció ese triunfo, a la vez que la mayoría de los países y Organizaciones NO Gubernamentales (ONG) que intervinieron validaron esos buenos resultados.
En el proceder cubano por los derechos humanos hay que tener en cuenta el ejemplo que constituyen para el mundo nuestros médicos y demás profesionales de la salud, quienes en diversas partes del mundo hacen realidad la máxima de que el internacionalismo es pagar nuestra propia deuda con la humanidad, pues Humanidad es Patria.
No hay dudas, la elección de Cuba para ocupar un asiento en el Consejo de derechos Humanos entre 2014 y 2016 es una demostración del prestigio alcanzado en ese acápite y otra pauta de confianza en la Isla, a pesar de las presiones ejercidas por Estados Unidos, que desde la administración de Ronald Regan enfiló el tema de los derechos humanos como su arma predilecta para justificar las agresiones a Cuba, las cuales de forma mediática y con el empleo de asalariados cobran cierta dimensión, que la verdad opaca.
Así arriba Cuba a este 10 de diciembre, designado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como Día de los Derechos Humanos, en recordación a que en esa fecha de 1948 es firmada la Declaración Universal al respecto, haciendo de la dignidad humana el patrón de conducta de todo un pueblo.