Por Mariela Peña Seguí/Radio Cadena Agramonte.
El mero hecho de ser femeninas condena a mujeres y niñas de todo el mundo a ver vulnerados sus derechos humanos.
Aunque, ciertamente, la humanidad ha avanzado en el reconocimiento de los derechos de las féminas, y a pesar de los importantes avances jurídicos al respecto aún existe una enorme brecha entre el reconocimiento formal de esos derechos y la posibilidad real de disfrutarlos.
Según un articulo publicado recientemente por el rotativo Granma “Cuba es un país de alto desarrollo humano, que ocupa el lugar 51 entre 187 países, de acuerdo con el Informe de Desarrollo Humano 2011”.
Las cubanas pudieran encabezar la lista de privilegiadas en materia de equidad y de derechos ciudadanos logrados en su país a partir de luchas y desafíos, en una sociedad que no discrimina a las mujeres.
Se visten de profesoras, ingenieras, políticas, constructoras, policías, agricultoras y muchas otras esferas de conocimientos en las que se desempeñan con eficiencia y dedicación.
La inserción de las cubanas en el proceso de desarrollo del país como beneficiarias y protagonistas activas, debe evaluarse como uno de los fenómenos sociales más exitosos ocurridos en el último medio siglo en la mayor isla de las Antillas.
Pero su protagonismo no solo se alcanza en lo político y lo económico, también en el ámbito social se desarrollan programas que nos benefician, como el Materno- Infantil, el de detección precoz del cáncer cérvico–uterino y de mamas, y otros que dan prioridad a enfermedades propias de la mujer y a procesos biológicos como el embarazo, la maternidad y el climaterio.
Cuba fue el primer país en firmar -y el segundo en ratificar- la “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer”, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 18 de diciembre de 1979.
Hoy cuando muchas mujeres en el mundo aún no conocen sus propios derechos como seres humanos, Cuba es una bandera para muchas naciones, una bandera que enarbola con orgullo sus logros en la equidad y en la lucha por un mundo donde hombres y mujeres sean respetados por igual.