Camagüey, 29 may.- Magnífico comunicador, esa es la impresión que usted recibe al compartir con el joven Reynier González Blat, el lector de tabaquería de la fábrica “Rolando Valdivia” en el camagüeyano municipio de Florida, porque su buena dicción, su pausado hablar y sus conocimientos recrean el encuentro.
En nuestro país, las lecturas de tabaquería son Patrimonio Cultural de la nación, un oficio que se introduce en 1865 por Nicolás Azcárate en la fábrica habanera “El Fígaro”, la primera que permitió la lectura en sus talleres, hoy día tal oficio se desarrolla en más de 200 fábricas y talleres del sector.
Reynier González Blat, lleva diez años en este viejo pero dignificante oficio, y a su hacer por la cultura y educación de los tabacaleros floridanos suma la distinción de Mejor Joven Lector de Tabaquería en el país, reconocimiento que le estimula y motiva a diario para un mejor desempeño.
La profesión de lector de tabaquería nació y se proyectó como medio para elevar el nivel cultural de los tabaqueros, quienes se desarrollaron en íntima relación con las transformaciones sociales de la clase obrera desde épocas de la colonia y, específicamente, con el surgimiento de las ideas independentistas y de mejora del nivel cultural e intelectual del gremio, que originó una nueva concepción de Patria y un cambio en la vida laboral.
Para el joven camagüeyano, su labor como lector de tabaquería le permite educar, mantener informado a los torcedores y desde su mesa de trabajo diariamente admira el oficio como una tradición, porque es un constante proceso de enseñanza.
La figura del lector de tabaquería fue un componente importante en la consolidación de la clase obrera cubana y de la promoción de la cultura nacional.
El saberse el joven lector de tabaquería más destacado de Cuba lo asume como un compromiso ante su colectivo, para trasmitirle más conocimientos mediante libros, materiales de estudio y periódicos, y sobre todo porque con ello contribuye al desarrollo cultural de los torcedores.
Actualmente, a los tabaqueros de la fábrica “Rolando Valdivia” en el municipio de Florida, Reynier, junto con otros materiales, lee a diario capítulos del libro “No pasarán, Comandante” del escritor Ernesto Pérez, una publicación que muestra una semblanza del combatiente revolucionario Braulio Coroneaux, texto que desde sus páginas trasmite historia y conocimientos de la epopeya cubana
Su tarea consiste en leer diarios, libros u otros textos para quienes tienen puesta la atención de sus ojos y manos en las labores de manipular y transformar las aromáticas hojas del tabaco en un excelente puro, extendiéndose además a las tareas de despalillo y escogida.
Ser lector de tabaquería era una profesión orientada hacia la difusión de la cultura y del conocimiento a los tabaqueros, que compaginaban sus luchas por el progreso económico con el deseo de mejora intelectual. Para ellos la lectura fue el medio de superarse y despojarse de la ignorancia que los encadenaba a un régimen de esclavitud económica, social y política, desde el colonialismo español.
En este oficio, es tradición que si los trabajadores quedan satisfechos con la labor del lector, suenen contra las mesas a manera de aplauso sus chavetas (cuchillas planas de metal con las que cortan la hoja del tabaco), pero si están insatisfechos, entonces tirarán al suelo dicha herramienta.
Afirman entendidos en este tema que debido a las lecturas de las novelas "El Conde de Montecristo", de Alejandro Dumas, y "Romeo y Julieta", de William Shakespeare, los propios tabaqueros le adjudicaron tales nombres a vitolas, que son las marcas cubanas, actualmente de reconocida fama mundial.
Es por todo ello que el joven lector de tabaquería camagüeyano Reynier González Blat se siente orgulloso de su oficio, una labor de larga tradición en nuestro país y que aporta diariamente enseñanzas y cultura a los torcedores enfrascados en elaborar los puros cubanos, reconocidos en el mundo. (Por Raysa Mestril Gutiérrez/Radio Cadena Agramonte) (Foto: Archivo)