La Habana, 18 jun.- El Ministerio de Educación de Cuba acaba de graduar a la primera promoción de maestros que recibirán en sus aulas el próximo curso a alumnos con trastornos autísticos, cuyo coeficiente de inteligencia les permitirá integrarse a escuelas de la enseñanza general.
Moraima Orosco, directora nacional de Educación Especial, explicó a la AIN que la capital acogió a docentes de todo el país para transmitirles las herramientas que les permitirán manejar los problemas de conducta, comunicación y socialización que por lo general estos menores presentan.
Hay que considerar que los profesores de la enseñanza regular se formaron para impartir una asignatura, no para trabajar como defectólogos, así que es necesario ofrecerles una capacitación y brindarles todo el apoyo posible desde el Centro de Diagnóstico y Orientación de su comunidad, subrayó.
Orosco destacó que el paso de estos alumnos a instituciones educativas comunes es parte de la política de inclusión respecto a los menores con discapacidad, acorde al criterio moderno de ver a la escuela especial como un lugar de tránsito donde los estudiantes adquieren habilidades para convivir en sociedad a pesar de sus limitaciones.
Si un niño autista tiene posibilidades de mejorar, el tratamiento educativo va a mostrar sus frutos rápidamente, y si su coeficiente le permite cumplir con los requerimientos de un alumno de la norma, entonces debe integrarse a un centro docente corriente, aunque estará bajo seguimiento hasta que se haga mayor de edad, precisó.
La experiencia cubana en la atención a estos trastornos es joven, por eso todavía estamos buscando las vías más efectivas para la integración, que con el tiempo conllevará un rediseño de los planes de estudio, comentó.
Aún no hay seguridad acerca de la causa del autismo -puntualizó la directiva-, y cada día nos percatamos de que por años solo se detectaron sus manifestaciones más epidérmicas, por eso nuestros logopedas, maestros terapeutas y psicopedagogos tratan de mantenerse al tanto de los nuevos estudios e investigaciones.
Algunos profesores se resisten a la incorporación de los niños con estos síndromes a la enseñanza regular -admitió-, ya sea porque los consideran una carga extra o porque teman que no se relacionen bien con los demás, pero esperamos que con el tiempo sigan el ejemplo de los que este año se interesaron en dar la bienvenida a sus futuros alumnos. (AIN)